Microbancos, opción para indígenas muy pobres


En las comunidades donde los habitantes tienen tierras de temporal y sus parcelas son de media a cinco hectáreas, comenzó la migración a las zonas urbanas en busca de trabajo. Para que sus familias sobrevivan solicitan préstamos de 3 a 4 mil pesos, explicó Isabel Cruz Hernández, directora de la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS), agrupación que presta servicios a 350 mil indígenas y campesinos.
“La mayoría de los socios de AMUCSS son productores de autosubsistencia que pierden todo por la sequía y no tienen acceso a los seguros. Sus opciones son el café, la miel, las artesanías o emplearse de albañiles”, agregó. “Es curioso, pero ellos son quienes más ahorran y piden cantidades pequeñas de préstamo confiando en que encontrarán trabajo rápidamente. Saben que pasarán momentos difíciles por la falta de agua, por lo que tratan de ahorrar lo más que pueden, buscan otras opciones antes de gastar el dinero que guardan”.
Sin embargo, los bajos precios del café –cuyo cultivo además tiene el problema de la plaga de la roya– y del maíz han minado más su economía. “Es absurdo que en un país donde hay hambre los campesinos no puedan vender a precios justos sus cosechas”, comentó la directora de la organización que ha desarrollado 29 microbancos en la sierra Norte de Puebla, Huastecas hidalguense y veracruzana, la sierra sur y los valles centrales de Oaxaca, para beneficio de 34 mil personas.
“Es un modelo de microfinanzas para familias muy pobres. El año pasado se creó el seguro red sol agrícola, que es un fondo dirigido a quienes tienen parcelas de entre una y cinco hectáreas para ayudarlos a que lleven su mercancía al mercado formal, los beneficiarios están en Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Puebla. Es la alternativa que creamos ante el cambio climático”.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en el país hay un millón 192 mil campesinos de subsistencia que no tienen acceso al mercado, y 2 millones 696 mil que aunque son de subsistencia logran vender algo de sus cosechas, pero ambos casos son considerados de autoconsumo.
Tolentino Martínez Pérez, campesino de la zona sur de la región de los Loxichas, Oaxaca, comentó que con AMUCSS los labriegos más pobres acceden a un seguro. Para el café, especificó, el monto es de 600 pesos por hectárea, de los cuales 300 pesos los subsidia el gobierno, pero tenemos muchas dificultades para que suelte el dinero.
Para Jesús Aguilar Padilla, subsecretario de Agricultura, de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, los seguros agrícolas han funcionado; “este año hay mucha demanda”.
A la fecha, apuntó, en 18 estados ya se han emitido declaratorias de desastres naturales –por sequía y heladas– y para que se les otorgue el apoyo están en lista de espera Nuevo León, Durango y Zacatecas, cuyos gobiernos deben demostrar científicamente que se trata de sequía atípica.

Matilde Pérez, La Jornada, 15 de abril.

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