Hoy, 18 millones a las urnas


Los postes y las paredes de esta ciudad están repletos de pintas y pegotes, a favor o en contra, pero muchas con el nombre de Hugo Chávez. Algunos opositores mandaron hacer un pegote de 15 por 15 centímetros con la leyenda: “Maduro NO es Chávez”. Muchos han dejado las uñas para quitar la palabra NO, y que se lea: “Maduro es Chávez”.
Así llegó Venezuela a su nueva elección presidencial, a seis meses y una semana de la anterior. En la de este domingo podrán participar los poco más de 18 millones de ciudadanos inscritos en octubre, porque no se abrió el registro de nuevos electores.
Las autoridades electorales y militares anunciaron, por separado, que todo se encuentra listo para que los comicios se lleven a cabo en un clima de paz y tranquilidad. Para el efecto, en todo el país se instalaron 39 mil 18 mesas de votación.
Terminadas formalmente la medianoche del jueves, las campañas se trasladaron a las redes sociales y a los espacios de opinión en los medios. Claro, sin contar la transmisión en vivo de actos de Nicolás Maduro, ya sin la camisa roja, en su calidad de presidente encargado. Y una rueda de prensa nocturna del candidato opositor, Henrique Capriles, quien además de llamar a las urnas advirtió: “no estamos dispuestos a aceptar que se tuerza la voluntad de nuestro pueblo”.
La oposición llevó una queja ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo al que ha descalificado por el uso de la televisión pública para lo que considera siguen siendo actos de campaña: los actos de Maduro, los anuncios de la obra de gobierno y la repetición de documentales sobre el fallido golpe de Estado de 2002, que se conmemora estos días.
Pero también se puso la paja en el ojo al hacer publicar en los diarios publicidad de la gestión de Capriles como gobernador del estado Miranda. Por cierto, con tan poco cuidado que incluyó un anuncio que informa de obras que serán entregadas a finales de 2013.
Las quejas opositoras se concentran en el “ventajismo” gubernamental y no, como otras veces, en la posibilidad de un fraude en las urnas o en el proceso de recuento de votos. Es más, como en octubre, los medios alineados con la oposición se han dedicado a desmantelar los “mitos” que la propia oposición había construido en otras contiendas y que, a la postre, terminaron por desalentar a sus votantes.
Los más sonados: que el voto no es secreto, que los chavistas tienen acceso al sistema, que la Mesa de Unidad Democrática (MUD) no tiene representantes en la sala de totalización y, el más delirante, que la información electoral se transmite, vía un cable submarino, a Cuba, donde los hermanos Castro cambian los resultados. No es el chavismo, sino los medios opositores y la MUD los que dedican amplios espacios a desmontar tales linduras.
La autoridad electoral cuenta, además, con la presencia de representantes de los países de la Unasur y de otras naciones, además del Centro Carter, organismo que ya ha participado como observador en otras contiendas. Esta vez, los invitados internacionales acuden como “acompañantes”, no como observadores.
“El Centro Carter ya hasta trae varios informes elaborados, y sacará el que convenga según los resultados. Eso sí, en todos nos da la razón sobre el ‘ventajismo’ gubernamental”, dijo un dirigente de la MUD, integrante del núcleo de 13 personas que toma las principales decisiones de la campaña de Capriles.
El árbitro se defiendeAl anunciar que finalizó la instalación de las mesas en todo el país, el CNE informó también que los resultados, siempre y cuando sean irreversibles, serán dados a conocer entre las 10:30 y las 11:00 de la noche. Y, de paso, se defendió del fuego opositor que no ha cesado: “uno de los esfuerzos más grandes que hemos hecho es sacar al CNE de la cancha política. No somos contendientes, somos el árbitro.
“Sin embargo, la estrategia de algunos actores políticos ha sido meter al consejo dentro de la justa”, dijo Tibisay Lucena, presidenta del órgano comicial, quien durante los funerales del presidente Chávez se dejó ver portando el brazalete que identifica a los participantes en el 4F, como se conoce al fallido golpe de Estado protagonizado por el fallecido presidente en 1992.
Para apoyar a la rectora del CNE, la agencia estatal de noticias difunde todo el día una declaración del ex presidente estadunidense James Carter sobre los comicios de octubre pasado: “de las 92 elecciones que hemos observado, diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo”.
Los venezolanos votan en una pantalla electrónica en la cual aparecen los candidatos. Colocan su dedo sobre el rostro de su preferencia y luego la máquina les entrega un comprobante que depositan en la urna.
Esta vez, la oposición decidió ir unida en una sola fórmula, de modo que el rostro de Capriles aparece sólo una vez, mientras el de Maduro se repite 14 veces, por el número de formaciones partidarias que lo apoyan.
El peso del bolsillo en el voto“Si no tienes papel de baño, claro que te arrechas (encabronas)”, dijo un chavista, interrogado sobre los posibles efectos electorales de la ausencia de algunos productos en los anaqueles de los supermercados.
La mayoría de los periódicos, casi todos abiertamente opositores, publican a diario reportes sobre las mercancías que escasean y fotografías de largas filas de compradores que hacen las ya típicas “compras nerviosas” de la víspera electoral.
La escasez es real. Se consulte a chavistas o antichavistas, todos la confirman. “No hay pañales de la talla de mi bebé”, dice una joven madre. “¿Dónde encuentro pasta dental?”, pregunta una anciana en una farmacia. En el barrio clasemediero de Altamira se deben recorrer cinco tiendas en busca de un rastrillo, para finalmente hallarlo en un puesto de periódicos.
La oposición culpa a la “ineficiencia” del gobierno para dar entrada a los productos importados y al control que mantiene dos tipos de cambio del bolívar frente al dólar, en un país que depende en gran medida de los productos del exterior. El gobierno, por su lado, acusa a los empresarios de sabotear la distribución de productos en época electoral –pues ciertamente es cuando arrecia, según un índice del Banco Central–, con la finalidad de desprestigiar a la gestión chavista.
Además de la escasez, el consumo de los venezolanos ha sido golpeado también por un galopante incremento de los precios, tras una devaluación del bolívar que rondó 40 por ciento.
El toque de corneta y el voto espaciadoEl chavismo dará el “toque de diana” a las tres de la madrugada. Carros de sonido con el vozarrón de Chávez sonarán por todo el país, esta vez acompañados del silbido con el que Nicolás Maduro se identificó en campaña.
Capriles cambió de estrategia con respecto a octubre y ahora ha llamado a sus simpatizantes a espaciar su presencia en las urnas a lo largo del día, y a permanecer ahí al cierre de las mesas.
Si la jornada transcurre en paz y hay un ganador claro, sea quien sea, la confrontación política estará lejos de terminar.
Entre las múltiples lecturas, hay una de la oposición que plantea que “la lucha interna ya comenzó”, como dice José Albornoz, quien de aliado del chavismo –y vicepresidente del Congreso– pasó al bando opositor. Según Albornoz, hay gobernadores y altos dirigentes del chavismo interesados en que el triunfo de Maduro, de darse, “no sea con una diferencia mayor a la que obtuvo Chávez en octubre pasado”, porque ese hecho lo dotaría de “demasiado poder”. Así, habría sectores del chavismo que no están poniendo todo su empeño en esta campaña.
Ese hecho alimenta las esperanzas de los antichavistas. Si uno se guía por las formas, la oposición tiene ahora más confianza que en octubre, cuando instaló su centro de prensa en un auditorio municipal. Ahora ocupó un parque público con una carpa gigante. Ahí repitió esta noche Capriles su frase de campaña: “Los liderazgos se construyen, no se heredan, no se transfieren con un papel”.
Del otro lado le respondieron con la infaltable referencia a Chávez: “No pudieron contigo en vida. No podrán con nosotros jamás”.

Arturo Cano enviado, La Jornada, 14 de abril.

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