Gastan Maduro y Capriles sin control

CARACAS.- El financiamiento de las campañas presidenciales en Venezuela es tan opaco que ni el poder electoral sabe a ciencia cierta cuánto gastan los candidatos.

El artículo 67 de la Constitución venezolana prohíbe que los partidos y asociaciones políticas se financien con dinero del Estado, por lo cual sólo pueden recibir contribuciones privadas, siempre y cuando no sean anónimas ni de fuentes extranjeras.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) cuenta con el Sistema Automatizado de Rendición de Cuentas para obligar a los candidatos de una contienda electoral a informar sobre sus gastos de campaña.

Pero el problema es que no tiene manera de comprobar realmente cuánto invierten y cuál es la fuente de los recursos.

El politólogo Luis Salamanca trabajó entre 2006 y 2009 con el rector Vicente Díaz en la Comisión de Participación Política y Financiamiento del CNE.

Juntos diseñaron el mecanismo que permite a las autoridades electorales seguir los gastos de campaña de los actores políticos.

Éste funciona por medio de cuentas bancarias registradas ante el CNE para rastrear la movilización de fondos, así como declaraciones de gastos que deben presentarse en los 60 días siguientes a la celebración de los comicios.

Sin embargo, según Salamanca, el sistema no es fiable.

"El CNE no tiene forma de comprobar que la información entregada por los candidatos es verdadera. Los montos que declaran los partidos suelen ser risibles", aseguró el politólogo.

"Basta mirar el despliegue de afiches en las calles y cuñas (espacios de publicidad) en los medios de comunicación para intuir que el gasto es mucho mayor de lo que se informa", añadió.

Salamanca está convencido de que es imposible calcular cuánto están invirtiendo el oficialista Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles en la contienda para las presidenciales del próximo 14 de abril, una campaña de apenas 10 días, pero muy intensa en términos de movilización y propaganda.

La segunda debilidad en la fiscalización de los presupuestos de campaña en Venezuela es lo que Salamanca define como gasto opaco: todo aquello que los candidatos invierten pero no declaran.

"Vivimos en una especie de zona gris" comentó.

Si bien el CNE tiene la potestad de fijar límites para los gastos, ningún partido en Venezuela parece tener la voluntad política de enfundarse en una camisa de fuerza que limite su capacidad para competir con su adversario.

Un técnico del poder electoral que habló bajo condición de anonimato dijo que el Gobierno es el primero que viola la Constitución ya que financia las campañas oficialistas con dinero de la estatal Petróleos de Venezuela.

No obstante, supone que si se auditara la campaña de Capriles, probablemente se comprobaría que utilizó recursos del estado de Miranda, que gobierna, para financiarse.

Aunque no hay cifras oficiales, el rector de la Universidad Católica Andrés Bello, Francisco José Virtuoso, refiere en un estudio para la OEA que varios expertos electorales calcularon en 2006 que una campaña en Venezuela no costaba menos de 16 millones de dólares.

Valentina Oropeza, Reforma, 10 de abril.

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