Advierte ONG revictimización en las estaciones

Lejos de ser espacios de protección para inmigrantes, sobre todo aquellos que sufrieron agravios en su tránsito por nuestro país, las estaciones migratorias se han convertido en violatorias de los derechos humanos, ya que revictimizan a sus ocupantes, revela el informe "Ser Migrante no me hace delincuente".

El reporte, presentado ayer por la organización Sin Fronteras, y que incluye entrevistas a extranjeros recluidos en las estaciones migratorias de Iztapalapa, Distrito Federal, así como Tenosique y Villahermosa, Tabasco, evidencia serias transgresiones al debido proceso.

Según las respuestas de 415 extranjeros, la autoridad se muestra omisa al tomarles su declaración, de la que no les dan copia; tampoco les permiten leerla al firmar, no les toman huellas digitales, no les informan sobre su proceso, no tienen contacto con su Consulado, ni les dicen que pueden solicitar asilo.

De igual forma se les restringe el contacto con el mundo exterior, al limitarles llamadas telefónicas y visitas, y en ocasiones son tratados con golpes e insultos.

La mayoría de las quejas refieren que el servicio médico es prácticamente inexistente, los alimentos son de mala calidad, hay falta higiene y las actividades recreativas son mínimas.

Alberto Xicoténcatl, de la casa del Migrante de Saltillo, sostuvo que en estos inmuebles se experimenta una dicotomía, ya que, por un lado, se trata a los extranjeros como delincuentes y son resguardados bajo extremas medidas de seguridad, y al mismo tiempo son lugares donde se cometen abusos y no se previenen las agresiones.

"No están siendo espacios de protección, están siendo espacios de riesgo de víctimas", reprochó el activista.

"Las revisiones son extremas, no podemos entrar con un lápiz, porque puede dañar; en Saltillo cortan los mangos del cepillo de dientes y se están cepillando con las cerdas, estamos llegando a situaciones extremas que están deshumanizando a las personas", criticó.

No obstante, destacó, hay situaciones que salen del control de las autoridades, como ocurrió la semana pasada, cuando una adolescente de 15 años de edad fue violada por otros migrantes en el baño del dormitorio destinado a adolescentes.

"¿La agresión no pudo ser impedida por agentes de migración y policías que vigilan con armas largas el interior y exterior de las instalaciones?", cuestionó.

Henia Prado, Reforma, 11 de abril.