Todos nos maltratan, parecemos perros'

"Nos tienen aquí como perros y yo pienso que somos seres humanos. Estamos mal, en un lugar que no es nuestro País; no tenemos ayuda de nadie, al contrario, todo mundo nos maltrata, parecemos perros".

Es así como Jerry -cuyo nombre fue cambiado- describe su alojamiento en la estación migratoria de las "Las Agujas", en Iztapalapa, donde junto con otros siete cubanos inició una huelga de hambre para exigir a la autoridad información sobre su situación legal.

El hombre es técnico de la construcción civil y su estado de salud, ya de por sí delicado, a consecuencia de una operación de neumotórax y un coágulo de sangre en el riñón, se agrava por la ausencia de alimento.

Aún así no ha obtenido respuesta ni atención médica por parte de los agentes migratorios.

Jerry y sus connacionales, entre ellos un menor de 16 años de edad, salieron de Cuba el 2 de noviembre bordo de una embarcación rústica.

Una semana después arribaron a Chetumal, Quintana Roo, pero ante la deshidratación y la ausencia de comida, se entregaron a la Policía.

Durante 26 días permanecieron en el inmueble del INM hasta que escaparon el 4 de diciembre.

"Había malas condiciones higiénicas, el trato era peor, no nos atendían, no nos ponían al tanto de la situación migratoria", expresa Jerry.

Nueve días después fueron capturados en Felipe Carrillo Puerto. El hombre narra que la policía los golpeó, les puso la cara contra el suelo mientras les presionaban la espalda con un pie.

Entonces fueron trasladados al Distrito Federal para evitar otra fuga.

Desde el 15 de diciembre permanecen incomunicados en "Las Agujas", no se les brinda atención médica, se les niegan visitas, desconocen su situación migratoria y organizaciones de la sociedad civil han pugnado sin éxito por su liberación.

"No tenemos ni una toalla. Nos secamos con una toalla que nos regaló un preso. La usamos de 8 a 20 personas, ya apesta a huevo y a culo.

"Cuando entramos nos dieron un jaboncito con el que se baña un niño de 6 meses; llevamos aquí 15 días y no nos han dado nada, ni pasta de dientes. Estamos al borde de la desesperación, nos sentimos bastante reprimidos, con los guardias no se puede hablar ha sido engaño tras engaño", comenta Jerry, entrevistado vía telefónica de forma clandestina.

Por ello, decidieron iniciar una huelga de hambre que hasta el momento les ha provocado mermas en su salud.

"No vamos a comer, si nos pasa algo no sé quien responderá por nosotros, porque estamos aquí alojados como 'huéspedes' según ellos. No entiendo qué clase de huéspedes somos cuando nos tienen presos y no nos dan información. Nosotros no somos huéspedes, somos perros aquí adentro", expresa Jerry.

Henia Prado, Reforma, 28 de diciembre.

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