En la ruta de Perón y De Gaulle


BUENOS AIRES.— Con su líder convaleciente, el chavismo ha ingresado en la sala principal del laboratorio político. Los análisis sobre su génesis y desarrollo se suceden, justo en el momento en que el movimiento político originado en los cuarteles atraviesa su momento más difícil, ante el desafío de seguir adelante sin Hugo Chávez, su creador.
El propio Chávez, junto con un sinnúmero de académicos, analistas y opositores, definieron al chavismo como socialista. Sin embargo, sus raíces cívico-militares, su personalismo, el culto al líder, la fuerte impronta nacionalista y el estilo de distribución, encuentra antecedentes mucho más fuertes en el ex presidente francés Charles de Gaulle (1958-1969) y Juan Perón (1945-1955 y 1973-1974), que en Karl Marx o Vladimir Ilich Ulianov (Lenin).
Sólo basta recorrer Venezuela durante los 14 años de chavismo para observar que el intervencionismo del Estado en la economía, la estructuración de un poder Ejecutivo cada vez más monolítico y el estilo de comunicación presidencial para con la sociedad, encuentran un parentesco casi directo con esas dos corrientes políticas.
De hecho, De Gaulle era cultor de un poder Ejecutivo fuerte, de la relación directa entre el pueblo y el jefe de Estado a través del voto directo y la reelección. También se enfrentó a Estados Unidos en un conflicto que en 1966 lo llevó a quitar a Francia de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), a la que regresaría de la mano de Nicolas Sarkosy recién en el 2009, y clausuró la IV República para dar inicio a la V.
“El paralelo con De Gaulle siempre existió en la mente de Chávez. Cuando estaba en la cárcel allá por 1994, sentía que había abierto los ojos de la población con su intento de golpe, como si fuera el general francés héroe de la Liberación. Fuimos nosotros lo que lo convencimos de que el camino sería por la vía electoral. Lo demás lo estamos viviendo aún”, recordaba Luis Miquelena, ex ministro del Interior y padre político de Chávez, en un diálogo con este corresponsal en octubre último.
Sin ir más lejos, el intelectual germano-mexicano Heinz Dieterich, quien fue asesor del presidente venezolano, suele decir que “más que socialismo lo que existe en Venezuela es un desarrollismo de cuño peronista” y si hubo algún líder latinoamericano que nunca negó su parentesco ideológico con De Gaulle, ese fue Perón.
Incluso existen rasgos y hasta frases sorpresivas entre ambos que los unen, además de los uniformes y una formación política con rasgos de la democracia cristiana. “Unos dicen que somos de izquierda y otros dicen que somos de derecha. Somos lo que le conviene al país…”, dijo Perón a comienzos de 1950. Unos cuantos años antes que aquella célebre frase del presidente francés de que “Francia no es de izquierda ni de derecha, Francia es Francia…”
Tal vez por cercanía regional, el chavismo, aún con sus constantes referencias al liderazgo de Fidel Castro, está más permeado de peronismo. “La tendencia al populismo —que está fomentada en la cantidad de recursos del Estado puestos al servicio de las clases más postergadas, en función de generar lealtades políticas que terminan convirtiéndose en una especie de culto al líder, aún después de muerto—, se comienza a observar en Venezuela como ocurrió en Argentina”, explica el sociólogo argentino Flavio Guberman, en la línea del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien en un reciente artículo aseguró que “Las historias del general Perón y del coronel Chávez son muy parecidas. Conspiraciones dentro del ejército, golpes de Estado, contragolpes, uno y otro prisioneros, uno y otro sacados de la cárcel en medio del fervor popular, elecciones y reelecciones…”
Pero hay más. Como De Gaulle, que fue la referencia a políticos de orientaciones tan opuestas como Jacques Chirac, Louis Vallon o Philipe Seguin, por citar sólo algunos, en el chavismo anidan sectores de izquierda como el que encabezan el vicepresidente Nicolás Maduro o el canciller Elías Jaua, de derecha, como el del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Como Perón, quien al final de sus días terminó apostando por la derecha del movimiento, Chávez llega al final de su poder poniéndose al día con sus camaradas de armas. Fortaleció al sector militar de su partido a través de varios ex oficiales en las gobernaciones claves.
Toda una declaración de principios y de lealtad a sus orígenes castrenses.
José Vales corresponsal, EL Universal, 18 de enero.

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