Cuba prueba el Internet a través del cable submarino que une a la isla con Venezuela


La Habana, 24 de enero. Cuba confirmó hoy que empezó a probar el tráfico de Internet a través del cable submarino de fibra óptica que une al país con Venezuela y con el que espera detonar su conectividad en la red, pero no explicó el retraso de año y medio que arrastra en la operación.
En el primer informe oficial sobre el caso desde principios de 2011, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, SA (Etecsa) descartó que al concluir las pruebas se multiplique de inmediato el uso de la red, pues alegó que aún faltarán inversiones en infraestructura y recursos para pagar el tráfico.
Más de una decena de usuarios con diversas formas de acceso a Internet dijeron a La Jornada en los últimos días que no habían tenido cambios sustanciales en su experiencia de navegación.
La compañía estadunidense de tecnología Renesys, con sede en Manchester, Nueva Hampshire, reveló al empezar la semana los primeros indicios de operación del cable. El jueves Etecsa dijo que el 10 de enero inició pruebas de calidad para Internet, pero que la vía ya funcionaba desde agosto de 2012 para telefonía internacional.
El tendido del cable en 2011 fue una señal de aliento para cubanos que esperan usar Internet o mejorar su precario acceso, pero el ánimo se volvió frustración cuando se venció la fecha prometida para la entrada en funciones y el caso se hundió tras un muro de silencio oficial y numerosas conjeturas.
En el blog de Renesys (www.renesys.com/blog/), el analista Doug Madory reportó el pasado domingo 20 que había cambios en la conectividad cubana desde el 14 de enero. El martes 22, en un nuevo informe, agregó que su monitoreo revelaba una más rápida forma de operación en el tráfico de Internet hacia adentro y hacia afuera de Cuba.
En febrero de 2011 la compañía británica Cable & Wireless Communications anunció que suministraría el tráfico de voz y datos de Cuba a Europa. Sin embargo, Madory informó que no había detectado actividad de esa empresa y sí, en cambio, de Telefónica Española.
En el mismo blog, el vocero de Telefónica, Simon Lloyd, indicó que su empresa no está vinculada con el cable, pero reconoció que es un proveedor de servicios de Etecsa, como había dicho el analista de Renesys.
La empresa Telecomunicaciones Gran Caribe (60 por ciento venezolana, 40 por ciento cubana) tendió en febrero de 2011 el cable de mil 630 kilómetros, con una inversión de 70 millones de dólares y que debía empezar a funcionar en julio de ese año, según anuncios oficiales.
La empresa franco-china Altacel Shanghai Bell instaló el cable llamado Alba1, que conecta la localidad de Camurí, cerca del puerto de La Guaira, en el norte de Venezuela, con la playa Siboney, 14 kilómetros al este de Santiago de Cuba, en el extremo oriental de la isla y Ocho Rios, Jamaica.
Según el pronóstico oficial, para Cuba el cable sería una gran autopista de entrada y salida de datos, voz e imagen, con capacidad de 640 gigabytes, equivalente a tres mil veces la conectividad actual con el exterior.
Cuba no puede aprovechar otras líneas de fibra óptica en la zona, por el bloqueo comercial estadunidense, por lo cual se enlaza por satélite, lo que restringe y encarece el acceso.
Al saberse que el cable con Venezuela es una alternativa, en la isla se repite la pregunta de cuándo y cómo podrán acceder los cubanos comunes sin restricciones a la web.
Los cubanos acceden al servicio dentro de instituciones oficiales, pero con una escala de privilegios. Hay quienes sólo disponen de una intranet nacional o sólo de correo electrónico y hay lugares donde los correos gratuitos o algunas redes sociales están bloqueados.
A periodistas, académicos e intelectuales seleccionados y altos funcionarios se les otorgan cuentas individuales, a veces con acceso pleno. Algunos hoteles ofrecen el servicio, en ocasiones restringido a turistas. Hay dos proveedores comerciales para extranjeros, mientras que las embajadas suelen tener su propia red.
En un reciente debate de la revista Temas, la profesora de periodismo digital Milena Recio pidió una especie de campaña de alfabetización informática, incluso antes del pleno acceso. “Renovar la utopía revolucionaria de la sociedad cubana pasa por asumir el concepto de información y los valores que esta aporta, como un horizonte hacia el cual debemos movernos, con sentido creativo y de justicia social”, señaló.
En febrero de 2011, cuando aún se hablaba en público del cable, el viceministro de Informática y Comunicaciones, Jorge Luis Perdomo, rechazó que hubiera algún “obstáculo político” para ofrecer cuentas individuales de Internet y argumentó la necesidad de ampliar la capacidad de transporte local de datos.
Después del tendido del cable hace dos años, el caso se sumió en el silencio oficial. En este lapso, los ministros del ramo, Ramiro Valdés y Medardo Díaz y los viceministros Ramón Linares y Alberto Rodríguez, fueron remplazados en el cargo, sucesivamente.
En La Habana corrieron versiones, sin confirmación ni ratificación oficial, de que el cable había originado operaciones fraudulentas.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, en 2011 había 232 usuarios de Internet en el país por cada mil habitantes, sin tomar en cuenta su grado de acceso. El indicador no tiene comparación con América Latina, donde el rango más alto lo tiene Chile, con 53.9 usuarios por cada cien habitantes, de acuerdo con un informe de la Organización de Naciones Undias de 2012.

La Jornada, 25 de enero.

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