Sin sobresaltos, Peña llegó y rindió protesta como Presidente

Enrique Peña Nieto rindió ayer ante el  protesta como el Presidente de México, el número 68 en la del país, en una ceremonia que duró solamente cuatro minutos, pero que recuperó la civilidad política e institucional, y permitió una transmisión de  tersa, que sepultó los vaticinios de que la ceremonia podría derivar en un caos.

La izquierda respetó el acuerdo de no “tomar” la tribuna y se concretó a exhibir pancartas con consignas en contra del proceso electoral del 1 de julio, y en su acción más virulenta, arrojaron al aire fajos de billetes falsos, en referencia a la supuesta “compra” de la Presidencia por parte de Peña Nieto, cuando éste hizo su arribo al salón de plenos.

En medio de gritos de “¡Presidente…, Presidente…, Presidente…!”, y “¡Enrique…, Enrique…, Enrique…!”, por parte de las bancadas del PRI y del Partido Verde, Peña Nieto se colocó frente al micrófono, puso su  derecho en forma horizontal y dijo con voz firme:

“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la nación me lo demande”. Fueron las 62 únicas palabras que Peña Nieto pronunció, por deber constitucional, desde la máxima tribuna de la nación.

Enseguida, a las 11:16 horas el titular del Poder Ejecutivo federal saliente, Felipe Calderón, se quitó del pecho por última vez la  presidencial y, después de besarla, la depositó en manos del presidente del Congreso, Jesús Murillo Karam.

Acto seguido, el ex gobernador de  entregó la banda a Enrique Peña Nieto, quien por primera vez la colocó sobre su torso, lo que rompió en ovaciones por parte del PRI y PVEM, partidos que lo postularon como su candidato a la Presidencia.

Todo esto transcurrió en únicamente cuatro minutos, tras los cuales Peña Nieto quedó unido a 67 Presidentes de la República más, que han gobernado al país desde que hace 188 años, a partir de 1824, cuando el general Guadalupe Victoria encabezó la nación durante  cinco años.

Otro hecho que marcó esta Sesión Solemne de Congreso General es que el presidente saliente, Calderón, pudo permanecer por espacio de siete minutos en el  del salón de plenos, prácticamente sin contratiempos, excepto gritos aislados de “espurio”, que le lanzaron algunos legisladores del PRD y PT desde el anonimato de sus curules.

Investido ya como Presidente Constitucional, Peña Nieto descendió de la tribuna para salir del recinto de la Cámara de Diputados y trasladarse a Palacio Nacional, desde donde dirigió minutos más tarde su primer discurso como nuevo titular del Poder Ejecutivo federal.

En el camino,  por el pasillo central, Peña Nieto encontró centenares de manos que se estiraban para recibir el saludo del nuevo Presidente de la República. En ese andar buscó al coordinador de su partido en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, con quien se fundió en un abrazo y le reconoció sus buenos oficios para lograr una ceremonia de toma de protesta “tranquila y sin mayores sobresaltos”.

Luciano Franco, La Crónica, 2 de diciembre.

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