Registra la Caniem pérdidas de 500 mdp por fotocopiado ilegal


La Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) cerró 2011 con una facturación de más de 10 mil 84 millones de pesos, más de mil millones que en 2010, que fue de 8 mil 907 millones de pesos.
Durante 2011, la producción de libros en México alcanzó 293 millones 688 mil 179 ejemplares. De ese total, el sector privado produjo 131.8 millones, de los cuales 26.7 por ciento (35.2 millones) correspondió a la producción de libros para programas de gobierno: bibliotecas de aula y escolares, educación secundaria e inglés en educación básica.
Mientras la producción del sector público fue de 161 millones 838 mil 778 ejemplares, de los que alrededor de 79 por ciento son libros de texto gratuito para nivel primaria.
De acuerdo con Hugo A. Setzer Letsche, vicepresidente de la Caniem, a dicho balance se suma que durante 2011 se exportaron 14.9 millones de ejemplares, con un monto de venta de 70 millones de dólares, y se importaron 10.2 millones de ejemplares, con un valor de 53 millones de dólares. El valor de facturación registró decrementos en ambos rubros: 7.3 por ciento en exportaciones y 4.1 por ciento en importaciones.
En charla con La Jornada, Setzer Letsche habló sobre las necesidades y retos de la industria editorial, como el libro electrónico, derechos de autor y a la información, así como de los libros del texto gratuito, entre otras cuestiones. Temas sobre los que también reflexionaron alrededor de 160 especialistas de cerca de 20 países, que participaron en el noveno Congreso Iberoamericano del Libro, que se realizó durante la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Hoy día, la industria editorial se encuentra en transición, debido, en buena parte, a los recientes cambios tecnológicos y los nuevos medios, explicó Setzer.
Actualmente se cuestiona y debate si los editores son necesarios, pues se vive en un mundo donde los autores, en ciertos casos, prescinden de ellos y publican de manera directa.
En ese contexto, respecto del formato del libro electrónico y para que la industria editorial se mantenga vigente, debemos proporcionar un valor agregado a lo que escriben los autores; es decir, ofrecer contenidos aún más importantes para el lector, señaló el representante de la industria editorial.
De igual manera, se debe continuar con la reflexión sobre derechos de autor y a la información. En esta caso debe haber un balance entre ambos, explicó Setzer. La cuestión es que no solamente no están contrapuestos, sino que, para que funcione bien el acceso a la información, se necesita del derecho de autor.
Sobre la cuestión de la piratería, la Caniem y el Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (Cempro), trabajan para, entre otras cuestiones, regular el uso de las fotocopias y atacar el problema de la piratería.
El Cempro lleva a cabo decomisos de material pirata de entre 15 y 25 millones de pesos al año, comentó Setzer Letsche. Se trata sólo de un pedacito, pues es una situación muy difícil de estimar por ser un mercado ilegal.
Según el representante del sector editorial, por lo que toca a la reprografía o fotocopiado sin autorización, hay pérdidas por 500 millones de pesos, si se calcula que hay 5 mil millones de copias, estimadas a 10 centavos cada una.
De acuerdo con cifras de la Coalición para el Acceso Legal a la Cultura, apuntó Setzer, en 2011 hubo 86 millones de descargas de libros electrónicos de manera ilegal, mientras se vendieron sólo 86 mil libros electrónicos.
En torno a las políticas públicas del libro y la lectura, el vicepresidente de la industria editorial consideró que no existe una política pública coherente que articule a los diferentes sectores involucrados en el proceso editorial y que apoye al libro y la lectura como un elemento fundamental para el desarrollo del país.
Entre las necesidades que se presentan está la de articular a las distintas dependencias de gobierno que se involucran transversalmente con la industria editorial, pues cuando recurrimos a la Secretaría de Economía ésta nos manda a la de Educación y ésta a otra dependencia. El asunto es que (las políticas públicas del libro y la lectura) se deben ver de manera integral.
Tasa cero a editoriales y librerías
Para el titular del ramo, otro de los asuntos es el del libro de texto único y gratuito para nivel primaria: la Caniem no propone que desaparezca, sino que se amplíe la oferta de contenidos, como ocurre de nivel secundaria.
Para Setzer, eso va de la mano con la actual reforma educativa propuesta por los partidos políticos y por el presidente Enrique Peña Nieto, en la que se busca que los profesores se capaciten y puedan elegir el libro de texto que quieran usar, aprobado por las autoridades correspondientes.
Respecto del tema fiscal, la Caniem buscará que se aplique la tasa cero no sólo a las editoriales, sino también a las librerías.
Setzer Letsche confía en que para el próximo año existan las condiciones para que en general el país se desarrolle y en particular lo haga la industria editorial mexicana. Esperemos crecer respecto de las ediciones electrónicas, así como en la edición tradicional en papel, ya que ambas se complementarán, concluyó.
Carlos Paul, La Jornada, 17 de diciembre.

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