La Iglesia lamenta omisión del campo en plan de Peña

La Iglesia católica aplaudió que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, “inició con el pie derecho su gestión” ante el discurso que pronunció en Palacio Nacional al tomar protesta como jefe del Ejecutivo, y que delineó trece propuestas concretas “para ayudar a sacar al país del atolladero en el que nos hemos mantenido durante décadas”.

La Arquidiócesis Primada de México destacó que la situación en la que se encuentra nuestro país es “a causa de la mezquindad de algunos miembros de la clase política”–, lo que se refleja en la discordia en la que viven muchos mexicanos, “el egoísmo de los grupos de poder que no quieren ver minados sus intereses y en la apatía generalizada de una población que soporta pasivamente el abuso de autoridad, la corrupción, la impunidad y la violencia en la que estamos atrapados”.

En el editorial “Dos aciertos, dos omisiones”, del semanario Desde la Fe, se resaltó que las propuestas del Presidente” abarcan las principales aspiraciones y preocupaciones de un país que no ha sabido cómo salir adelante y que tampoco ha encontrado los liderazgos necesarios para impulsar cambios y reformas que podrían llevar a nuestra patria a alcanzar el desarrollo, la justicia y la paz”.

En este mismo sentido, en la publicación se refirió que  todavía no salíamos de la grata sorpresa del discurso presidencial, cuando en Chapultepec se firmó el pacto político “Por México”, por el Presidente de la República y los líderes de las tres principales fuerzas políticas del país.

El contenido de dicho pacto son 95 propuestas incluyentes que miran a construir el andamiaje político, jurídico y social “para que México salga, de una vez por todas, de la mediocridad, la mezquindad y la apatía”.

Sin embargo, la Iglesia católica lamentó que casi nada o muy poco se hayan tocado dos problemas que se ubican en la base de la injusticia social y que son la situación del campo mexicano y los campesinos, así como la ausencia de una reforma a fondo del sistema judicial, una de las instituciones más deficientes y corruptas del país.

En este último caso, se puso énfasis en los resultados del estudio del Proyecto Mundial de Justicia, que mide a los Estados en su capacidad de impartir justicia, que coloca a México en el vergonzoso lugar 91 (de 97 países evaluados), concluyendo que la corrupción en nuestro país es un problema serio en todas las ramas del gobierno.

Definitivamente no será posible combatir la corrupción y la impunidad que están en la base de la pobreza, la violencia y la descomposición social, sin reformar a fondo el sistema judicial mexicano. No se trata de atacar y demoler al Poder Judicial, sino de transformarlo, depurarlo y dignificar el ejercicio de la justicia sin la cual no hay estado de derecho ni será posible la consecución de la justicia, el desarrollo y la paz.

Cecilia Higuera, La Crónica, 10 de diciembre.