Sugieren autorizar TV a Slim

Pese a la dominancia de Telmex y Telcel en telefonía, recientemente resaltada en un informe de la OCDE, algunos expertos consideran que el Gobierno debe permitir a las empresas de Carlos Slim ofrecer televisión restringida y abierta para hacer contrapeso en ese sector, dominado por el duopolio de Televisa y TV Azteca.

La entrada de las empresas de Slim a la televisión abierta y restringida podría ser clave para destrabar la competencia en esta actividad, afirma un articulo de la edición del 4 de febrero de la revista inglesa The Economist, que ya fue publicado en su versión en línea.

Telmex acapara 80 por ciento de las líneas fijas en el País y 75 por ciento de las conexiones de banda ancha, y Telcel tiene una participación de mercado de 70 por ciento, mientras reguladores batallan para hacer cumplir normas de competitividad ante los cientos de amparos del equipo legal de Slim, señala artículo.

Pero, añade, la telefonía fija y móvil no es el único sector de telecomunicaciones que sufre de dominancia: los canales de Televisa acaparan 70 por ciento de los usuarios de televisión abierta, y la empresa de Emilio Azcárraga tiene una participación de 45 por ciento de la televisión por cable y 60 por ciento de la satelital, a través de sus filiales Cablevisión, Cablemás, Sky, Productora y Comercializadora de Televisión (PCTV) y una participación en Cablevisión Monterrey.

Pese al poderío económico y legal de América Móvil, no ha logrado obtener un cambio en su título de concesión para ofrecer televisión restringida, en parte porque las autoridades y los partidos son reacios a tomar acciones que podrían enfurecer a Televisa antes de las elecciones de julio del 2012, considera el reporte de la revista británica.

Incluso, si la SCT otorgara a Telmex la concesión para televisión, la empresa se podría ver obstaculizada por la falta de contenido, considera, ya que ni Azteca ni Televisa estarían dispuestos a licenciar o vender su programación a otros medios, y no hay una ley que los obligue a hacerlo, dice The Economist.


Reforma, 4 de febrero.