Gritos de ¡unidad! hacen aterrizar a Cordero


Ernesto Cordero Arroyo apretó la mandíbula,  su mirada era al vacío, pero los gritos de "¡unidad, unidad!" lo sacaron de su marasmo y lo devolvieron a la realidad.

Una realidad que no era la que estaba en su script, pero que de manera abrupta tuvo que aceptar  y procedió a levantar la mano a Josefina Vázquez Mota, su acérrima contrincante y a quien nunca logró bajar de las encuestas.

Su mirada perdida y rostro desencajado contrastaban con Santiago  Creel, de quien su rostro era tranquilo, de resignación, como el de alguien para quien el resultado no era sorpresa.

Atrás quedaron las acusaciones de "faltista", de "profundamente antidemocrática", de que el PAN tendría una abanderada que no sabe debatir, en caso de  Vázquez Mota ganara, y  ambos procedieron a levantar el brazo a la ex coordinadora de los diputados.

La noche triste de Cordero Arroyo se perfiló desde la tarde, una vez que cerraron las casillas, pues ya se sabía de la derrota. Su búnker en el Hotel Crown Plaza de la colonia Nápoles asemejaba un funeral.

Nadie acudió y todo eran caras largas. "Aún falta, aún falta", se consolaban, pero a sabiendas que no había vuelta de hoja en la derrota.

Mientras en el PAN, los  gritos de "presidenta, presidenta" rompieron en el auditorio Manuel Gómez Morín y la sonrisa de Vázquez Mota era de oreja a oreja.

No cabía de gusto y reiteraba su llamado a la unidad en todo momento.

Después se fue a su casa de campaña donde prosiguió el festejo.

Cordero a su casa. Fue la noche triste de Cordero.

"Cenamos barbacoa…", se escuchó en la sede nacional del PAN a unos simpatizantes de Vázquez Mota.

Alejandro Páez, La Crónica, 6 de febrero.

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