Cáncer, el peor enemigo de Chávez


BUENOS AIRES.— A Hugo Chávez no lo amilanan las urnas, ni los candidatos opositores. En esas lides siempre ha jugado con los dados de su poder recargados. Despotricó a gusto contra quien será su contrincante en los comicios presidenciales de octubre, Henrique Capriles. Ahora, ha tenido que rendirse ante la evidencia: en estas elecciones, su enemigo más amenazante y difícil, el cáncer, le ha planteado una batalla que será definitiva.
Como ya es habitual en la historia clínica de Chávez, las versiones llegan primero y luego el propio presidente tiene que salir a confirmarlas. Desde hace una semana en Caracas todos hablaban de una recaída en la salud del mandatario; se aseguraba que estaba en Cuba, listo para una operación, e incluso se citaban estudios de médicos brasileños sobre una presunta metástasis en el hígado, lo que el presidente negó enfáticamente.
Apenas el martes pasado, Chávez reconoció que será intervenido quirúrgicamente “en el mismo lugar donde me operaron” en julio pasado, cuando se le detectó un cáncer cuya ubicación y tipo ni el mandatario ni los médicos que lo atendieron terminaron por aclarar nunca. La operación será, casi con seguridad, entre mañana y el martes en Cuba. Pero, a diferencia del año pasado, esta vez, todo repercutirá electoralmente. Al menos así lo estiman los analistas.
Una imagen de debilidad
“No es el mejor escenario para el presidente. Aun si se recupera rápido está dando una imagen de cierta debilidad física, que no era lo que él pretendía”, dice el director de Dataanalisis, Luis Vicente León.
Un escenario similar contempla el analista Manuel Felipe Sierra, para quien Chávez deberá replantearse si “podrá o no enfrentar esta campaña a plenitud”.
El miércoles, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, dijo que la noticia de Chávez tomó a todo el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) “con sorpresa y tristeza”, pero se ocupó de ratificar a Chávez como candidato. Algo que no pasó inadvertido, ya que es la primera vez que el oficialismo necesita salir a ratificar la candidatura de su jefe.
Todo esto sucedía mientras se multiplicaban las sórdidas y soterradas peleas por el poder, ante la posibilidad latente de establecer “un chavismo sin Chávez”, según las propias fuentes partidarias.
La primera reacción del gobierno después de que el periodista Nelson Bocaranda volvió a informar acertadamente sobre el estado de salud del presidente, fue reactivar la maquinaria de desinformar.
El ministro de Comunicaciones, Andrés Izarra, y el propio Cabello, salieron a desmentir que Chávez hubiera recaído.
Pero la tetra fue vencida por la realidad. Chávez está enfermo. Y si uno se guía por la preocupación que su par argentina, Cristina Kirchner, manifestó a una de sus íntimas amigas hace unos días, “está muy enfermo”...
En la oposición, todas las voces salieron a desearle suerte y “larga vida al presidente”, al decir de Capriles, mientras que en su equipo de campaña aseguran que ni la futura operación, ni lo que pueda pasar con la salud presidencial alterarán su esquema.
“Nosotros seguimos con nuestro cronograma, con una campaña en cada pueblo del país”, dijo Julio Borges, de Primero Justicia.
En lo que al aspecto médico respecta, la doctora Sara Maissi, directora del Servicio Oncológico Hospitalario del Instituto de Seguridad Social de Caracas, explicó que “la patología oncológica es crónica. Habrá que esperar los resultados de la biopsia. Bien puede ser una lesión benigna residual de la anterior operación o que sea una lesión recurrente”.
Con el correr de los días y a medida que se aproxime octubre, Chávez estará obligado a tomar decisiones de peso en torno a su campaña. Aun cuando la operación sea exitosa y se recupere en el corto plazo, él es consciente de que algo no anda bien en términos políticos y en su salud. No en vano registró un cambio de discurso en los últimos días: “Estoy preparado para lo peor”, admitió el viernes.
Ya lo había dejado en claro el martes, cuando sensible y con la voz entrecortada confesó a la radio oficialista: “Yo quiero llegar al 2012 y más allá. Quiero vivir con ustedes y luchar con ustedes hasta el último segundo de esta vida que Dios me dio. Hasta la victoria, siempre”.
El presidente sabe mejor que nadie que por estos días está librando la más importante de todas sus batallas, una en la que lo que está en juego es su propia vida.
José Vales corresponsal, El Universal 26 de febrero.

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