LA HABANA.- Lenta, pero inexorablemente, avanza en Cuba el acceso a las redes sociales.
Cada día son más las instituciones y profesionales con permiso legal, y los blogueros y cibernautas que por su cuenta y riesgo acceden a portales que les permiten crear nuevas relaciones, compartir proyectos y aficiones e interactuar con grupos afines en todo el mundo.
En estos días, por primera vez, sitios oficialistas utilizan redes sociales como Facebook o YouTube para responder a la enérgica actividad de la ciber oposición, al colgar un video con la versión oficial de la muerte del disidente preso, Orlando Zapata, cuyo fallecimiento, a finales de febrero, después de 86 días de huelga de hambre levantó un mar de reacciones internacionales.
El pasado fin de semana el portal oficialista Cubadebate -que publica en primicia las reflexiones de Fidel Castro- celebró haber alcanzado los 10 mil seguidores en Facebook, e informó que tiene otros 20 proyectos sobre temas políticos, culturales y sociales.
Además, esta web está presente en Flickr, Picasa, Twitter, Friendfeed, Myspace y YouTube.
Aunque el ciberespacio se dinamiza sesgadamente, con una tendencia a favor del Gobierno y sus seguidores, su avance es imparable, aún cuando el acceso libre es un sueño para la mayoría.
La red continúa restringida a sitios oficialistas, instituciones, directivos de empresas y clubes de computación bajo control de la Unión de Jóvenes Comunistas.
El uso privado está restringido para extranjeros y un puñado de intelectuales, artistas y profesionales.
Incluso los científicos y comunicadores enfrentan restricciones en las páginas que pueden visitar y en las redes en las que pueden participar.
Cuando se cuestiona a las autoridades sobre este tipo de veto, siempre lo atribuyen al bloqueo de Estados Unidos.
Debido a estas sanciones, la Isla no puede conectarse a los cables submarinos de fibra óptica, y tiene que transmitir vía satélite, que resulta más caro.
Pero muchos dentro y fuera de Cuba opinan que el Gobierno teme abrir el uso de internet, por la pérdida de control sobre la información que esto significaría.
Entre los más audaces y censurados usuarios de las redes sociales en la nación caribeña se encuentran los jóvenes blogueros independientes.
La más conocida, Yoani Sánchez, tiene millones de lectores en su blog Generación Y; más de 34 mil seguidores en Twitter y otro tantos en Facebook.
El número creciente de cubanos que, como ella, se resisten a aceptar las prohibiciones, pueden acceder a internet en los hoteles comprando tarjetas de conexión a 8 dólares la hora, casi la mitad del salario medio mensual de un isleño.
Y el precio de compartir su visión de la realidad no sólo lo pagan caro económicamente hablando. Si sus blogs critican a los gobernantes o subrayan las dificultades de la vida cotidiana en la Isla, el costo incluye el hostigamiento policial, según algunos protagonistas.
Cada día son más las instituciones y profesionales con permiso legal, y los blogueros y cibernautas que por su cuenta y riesgo acceden a portales que les permiten crear nuevas relaciones, compartir proyectos y aficiones e interactuar con grupos afines en todo el mundo.
En estos días, por primera vez, sitios oficialistas utilizan redes sociales como Facebook o YouTube para responder a la enérgica actividad de la ciber oposición, al colgar un video con la versión oficial de la muerte del disidente preso, Orlando Zapata, cuyo fallecimiento, a finales de febrero, después de 86 días de huelga de hambre levantó un mar de reacciones internacionales.
El pasado fin de semana el portal oficialista Cubadebate -que publica en primicia las reflexiones de Fidel Castro- celebró haber alcanzado los 10 mil seguidores en Facebook, e informó que tiene otros 20 proyectos sobre temas políticos, culturales y sociales.
Además, esta web está presente en Flickr, Picasa, Twitter, Friendfeed, Myspace y YouTube.
Aunque el ciberespacio se dinamiza sesgadamente, con una tendencia a favor del Gobierno y sus seguidores, su avance es imparable, aún cuando el acceso libre es un sueño para la mayoría.
La red continúa restringida a sitios oficialistas, instituciones, directivos de empresas y clubes de computación bajo control de la Unión de Jóvenes Comunistas.
El uso privado está restringido para extranjeros y un puñado de intelectuales, artistas y profesionales.
Incluso los científicos y comunicadores enfrentan restricciones en las páginas que pueden visitar y en las redes en las que pueden participar.
Cuando se cuestiona a las autoridades sobre este tipo de veto, siempre lo atribuyen al bloqueo de Estados Unidos.
Debido a estas sanciones, la Isla no puede conectarse a los cables submarinos de fibra óptica, y tiene que transmitir vía satélite, que resulta más caro.
Pero muchos dentro y fuera de Cuba opinan que el Gobierno teme abrir el uso de internet, por la pérdida de control sobre la información que esto significaría.
Entre los más audaces y censurados usuarios de las redes sociales en la nación caribeña se encuentran los jóvenes blogueros independientes.
La más conocida, Yoani Sánchez, tiene millones de lectores en su blog Generación Y; más de 34 mil seguidores en Twitter y otro tantos en Facebook.
El número creciente de cubanos que, como ella, se resisten a aceptar las prohibiciones, pueden acceder a internet en los hoteles comprando tarjetas de conexión a 8 dólares la hora, casi la mitad del salario medio mensual de un isleño.
Y el precio de compartir su visión de la realidad no sólo lo pagan caro económicamente hablando. Si sus blogs critican a los gobernantes o subrayan las dificultades de la vida cotidiana en la Isla, el costo incluye el hostigamiento policial, según algunos protagonistas.
Yolanda Martínez, Reforma, 12 de marzo.
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