LA HABANA.- De nada han servido hasta ahora los esfuerzos de la diplomacia española para convencer al disidente Guillermo Fariñas, primero, de que finalice su huelga de hambre y sed, y luego, hace apenas unas horas y a petición del Gobierno cubano, que acepte dejar Cuba y se vaya a vivir en España.
Según Fariñas, un diplomático español que lo visitó días atrás volvió ayer por la mañana a Santa Clara, donde reside, para convencerlo, a petición del Gobierno del Presidente Raúl Castro, de que acepte "ser acogido en España", propuesta que él rechazó mientras sigan en la cárcel presos políticos enfermos.
Sin embargo, el huelguista matizó al interlocutor enviado que "sólo aceptaría el ofrecimiento español si el Gobierno cubano le denegara la asistencia médica en caso de sufrir un segundo colapso", del que difícilmente podrá salir con vida, según los médicos.
Pero Fariñas añadió otra condición para dejar Cuba: que nadie en España le impida seguir la huelga de hambre y sed si en la Isla no se cumplen los objetivos por los que inició su protesta.
El periodista independiente Fariñas está en huelga de hambre y sed desde el 26 de febrero en protesta por la muerte en prisión, también en una huelga de hambre, del disidente Orlando Zapata. Demanda, además, la liberación de entre 25 y 30 presos de conciencia cubanos enfermos.
"Soy consciente de que enfrento los últimos días de mi vida", aseguró a REFORMA ayer en entrevista telefónica este ex militar de tropas especiales quien, además de pelear en la guerra de Angola, formó parte de la seguridad personal de Fidel Castro.
En tanto, el diario oficial Granma aseguró ayer que el Gobierno de Cuba "no cederá a chantajes" ni alimentará a la fuerza por "principios bioéticos" a Fariñas, a quien definió como "asiduo reportero de la infame emisora Radio Martí (de Miami)".
Según Granma, en estas circunstancias "no es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan".
El vocero del gobernante Partido Comunista dijo que las consecuencias de la resistencia del opositor a ingerir alimentos serán de su entera responsabilidad.
Granma consideró que la medicina sólo puede actuar cuando el paciente ha entrado en shock, "fase en que como regla resulta tarde, pues el ser humano está en lo que se llama punto de no retorno".
El rotativo no relató el historial militar ni la biografía revolucionaria de Fariñas, un ciudadano desconocido hasta hoy para la mayoría de la población.
"Granma justificó hoy (ayer) públicamente lo que considero es mi asesinato, pero la orden estaba dada hace días. Compañeros míos de armas, cercanos a Raúl Castro, me hicieron llegar días atrás y a través de terceras y cuartas personas, que el General había dado la orden de que me dejaran morir. Según el mensaje, Raúl dijo exactamente 'dejen morir al negro ese ya, que me tiene (harto) con el circo que ha montado con la huelga de hambre'", respondió Fariñas al artículo del diario oficial.
Según Fariñas, un diplomático español que lo visitó días atrás volvió ayer por la mañana a Santa Clara, donde reside, para convencerlo, a petición del Gobierno del Presidente Raúl Castro, de que acepte "ser acogido en España", propuesta que él rechazó mientras sigan en la cárcel presos políticos enfermos.
Sin embargo, el huelguista matizó al interlocutor enviado que "sólo aceptaría el ofrecimiento español si el Gobierno cubano le denegara la asistencia médica en caso de sufrir un segundo colapso", del que difícilmente podrá salir con vida, según los médicos.
Pero Fariñas añadió otra condición para dejar Cuba: que nadie en España le impida seguir la huelga de hambre y sed si en la Isla no se cumplen los objetivos por los que inició su protesta.
El periodista independiente Fariñas está en huelga de hambre y sed desde el 26 de febrero en protesta por la muerte en prisión, también en una huelga de hambre, del disidente Orlando Zapata. Demanda, además, la liberación de entre 25 y 30 presos de conciencia cubanos enfermos.
"Soy consciente de que enfrento los últimos días de mi vida", aseguró a REFORMA ayer en entrevista telefónica este ex militar de tropas especiales quien, además de pelear en la guerra de Angola, formó parte de la seguridad personal de Fidel Castro.
En tanto, el diario oficial Granma aseguró ayer que el Gobierno de Cuba "no cederá a chantajes" ni alimentará a la fuerza por "principios bioéticos" a Fariñas, a quien definió como "asiduo reportero de la infame emisora Radio Martí (de Miami)".
Según Granma, en estas circunstancias "no es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan".
El vocero del gobernante Partido Comunista dijo que las consecuencias de la resistencia del opositor a ingerir alimentos serán de su entera responsabilidad.
Granma consideró que la medicina sólo puede actuar cuando el paciente ha entrado en shock, "fase en que como regla resulta tarde, pues el ser humano está en lo que se llama punto de no retorno".
El rotativo no relató el historial militar ni la biografía revolucionaria de Fariñas, un ciudadano desconocido hasta hoy para la mayoría de la población.
"Granma justificó hoy (ayer) públicamente lo que considero es mi asesinato, pero la orden estaba dada hace días. Compañeros míos de armas, cercanos a Raúl Castro, me hicieron llegar días atrás y a través de terceras y cuartas personas, que el General había dado la orden de que me dejaran morir. Según el mensaje, Raúl dijo exactamente 'dejen morir al negro ese ya, que me tiene (harto) con el circo que ha montado con la huelga de hambre'", respondió Fariñas al artículo del diario oficial.
Yolanda Martínez, Reforma, 9 de marzo.
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