La Habana, 8 de marzo. El gobierno de Cuba rechazó hoy hacerse responsable de la suerte que corra el opositor Guillermo Fariñas, quien anunció que mantendrá la huelga de hambre y de sed por la liberación de disidentes presos y descartó una oferta oficial para exiliarse en España.
Sicólogo de 48 años y editor de un blog antigobiernista, Fariñas mantiene hace 13 días el ayuno en su casa en la ciudad central de Santa Clara, en demanda de la liberación de los 26 opositores presos más enfermos. Según reportes médicos, el activista tiene signos vitales estables, deshidratación y “un pequeño soplo en la válvula mitral”.
La mayoría de los miembros del grupo de 75 opositores detenidos y condenados en juicios sumarios en 2003, dijeron en una carta que han expresado a Fariñas su “preocupación por que esté poniendo su vida en peligro” y confirmaron que entre ellos hay enfermos graves, en especial Ariel Sigler Amaya, de 46 años, quien quedó parapléjico en prisión y está internado en el hospital Julio Díaz de La Habana.
El diario oficial Granma dijo que a consecuencia de otras huelgas de hambre, “el organismo de Fariñas se encuentra en un proceso de deterioro notable”, pero el gobierno “no aceptará presiones ni chantajes”.
En breve conversación telefónica, Fariñas dijo a La Jornada que seguirá su protesta “hasta las últimas consecuencias” y que el artículo de Granma “es un reconocimiento del gobierno cubano de que me va a dejar morir”.
Agregó que un funcionario de la embajada española en La Habana le transmitió esta tarde una propuesta del gobierno cubano para que el activista se asile en España. Pero Fariñas rehusó la oferta porque, según dijo, no quiere salir del país y pide que el eventual asilo sea para los 26 presos.
La semana anterior Fariñas informó que había rechazado otra petición oficial española para abandonar la huelga, como gesto que facilitara una gestión humanitaria del gobierno de Madrid.
Granma entró hoy explícitamente al debate internacional sobre los ayunos como recurso de protesta, con esta posición: 1) principios bioéticos obligan al médico a respetar la decisión de quien decide irse a una huelga de hambre, 2) no se puede alimentar por la fuerza al huelguista, pues es una violación de sus derechos, 3) la medicina sólo puede actuar cuando el paciente entra en shock, pero en general ya es tarde, pues el paciente está en el “punto de no retorno”.
El artículo agregó que Fariñas “transita de una posición afín a la revolución a una conducta antisocial”; que fue sentenciado por lesiones en dos ocasiones y ha realizado otras huelgas de hambre con distintas demandas; es un “agente al servicio de Estados Unidos” y de ese país y de algunos europeos “recibe instrucciones, dinero y abastecimientos”.
Licet Zamora, redactora del blog, informó que el médico Ernesto García, del policlínico Ramón León Acosta de Santa Clara (280 kilómetros al este de aquí), ausculta a Fariñas a petición de la familia desde la semana pasada, con el consentimiento del activista.
Zamora dijo que García fue quien detectó el lunes el “soplo” (una insuficiencia en el funcionamiento de una válvula cardiaca). Otro médico, el opositor Ismel Iglesias, quien ha estado vigilando a Fariñas desde el inicio de la huelga, reportó que indicadores como la presión arterial y las frecuencias cardiaca y respiratoria de su paciente estaban normales, pero había empeorado la deshidratación.
Sicólogo de 48 años y editor de un blog antigobiernista, Fariñas mantiene hace 13 días el ayuno en su casa en la ciudad central de Santa Clara, en demanda de la liberación de los 26 opositores presos más enfermos. Según reportes médicos, el activista tiene signos vitales estables, deshidratación y “un pequeño soplo en la válvula mitral”.
La mayoría de los miembros del grupo de 75 opositores detenidos y condenados en juicios sumarios en 2003, dijeron en una carta que han expresado a Fariñas su “preocupación por que esté poniendo su vida en peligro” y confirmaron que entre ellos hay enfermos graves, en especial Ariel Sigler Amaya, de 46 años, quien quedó parapléjico en prisión y está internado en el hospital Julio Díaz de La Habana.
El diario oficial Granma dijo que a consecuencia de otras huelgas de hambre, “el organismo de Fariñas se encuentra en un proceso de deterioro notable”, pero el gobierno “no aceptará presiones ni chantajes”.
En breve conversación telefónica, Fariñas dijo a La Jornada que seguirá su protesta “hasta las últimas consecuencias” y que el artículo de Granma “es un reconocimiento del gobierno cubano de que me va a dejar morir”.
Agregó que un funcionario de la embajada española en La Habana le transmitió esta tarde una propuesta del gobierno cubano para que el activista se asile en España. Pero Fariñas rehusó la oferta porque, según dijo, no quiere salir del país y pide que el eventual asilo sea para los 26 presos.
La semana anterior Fariñas informó que había rechazado otra petición oficial española para abandonar la huelga, como gesto que facilitara una gestión humanitaria del gobierno de Madrid.
Granma entró hoy explícitamente al debate internacional sobre los ayunos como recurso de protesta, con esta posición: 1) principios bioéticos obligan al médico a respetar la decisión de quien decide irse a una huelga de hambre, 2) no se puede alimentar por la fuerza al huelguista, pues es una violación de sus derechos, 3) la medicina sólo puede actuar cuando el paciente entra en shock, pero en general ya es tarde, pues el paciente está en el “punto de no retorno”.
El artículo agregó que Fariñas “transita de una posición afín a la revolución a una conducta antisocial”; que fue sentenciado por lesiones en dos ocasiones y ha realizado otras huelgas de hambre con distintas demandas; es un “agente al servicio de Estados Unidos” y de ese país y de algunos europeos “recibe instrucciones, dinero y abastecimientos”.
Licet Zamora, redactora del blog, informó que el médico Ernesto García, del policlínico Ramón León Acosta de Santa Clara (280 kilómetros al este de aquí), ausculta a Fariñas a petición de la familia desde la semana pasada, con el consentimiento del activista.
Zamora dijo que García fue quien detectó el lunes el “soplo” (una insuficiencia en el funcionamiento de una válvula cardiaca). Otro médico, el opositor Ismel Iglesias, quien ha estado vigilando a Fariñas desde el inicio de la huelga, reportó que indicadores como la presión arterial y las frecuencias cardiaca y respiratoria de su paciente estaban normales, pero había empeorado la deshidratación.
Gerardo Arreola, La Jornada, 9 de marzo.
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