Pascual pide respaldar al Ejército Mexicano, atacar más el lavado de dinero y asegurarse de que detenidos sean sentenciados

El embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, dijo ayer que la estrategia de combate al crimen organizado, en especial el narcotráfico, es la correcta, lo mismo que la participación del Ejército, pero añadió que éste no puede quedar aislado en esta lucha, sino que debe ser apoyado por las policías federal y locales.

“Creo que la elección que se ha tomado es la correcta, por eso es que la estamos apoyando y por eso estamos trabajando de una manera muy estrecha”, dijo.

Consultado sobre las declaraciones de la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, en el sentido de que la participación del Ejército en Ciudad Juárez no ha contribuido a solucionar el problema del narco y la violencia, el embajador señaló:

“Quiero ser claro en que lo que dijo la secretaria Napolitano no fue bien entendido, por lo que quiero subrayar que Estados Unidos ha apoyado completamente la política que ha tomado el presidente Calderón, está enfocado en una realidad central, en la que los narcotraficantes son malos para México y para el hemisferio, y que tenemos que desmantelarlos y controlarlos... La cuestión es cómo hacerlo mejor”.

Agregó: “Yo creo que lo que está atrás de la declaración de la secretaria Napolitano es que tenemos que seguir andando en esta elección, y nada más hay que mirar al equipo que fue ayer con el presidente Calderón, que incluía las fuerzas de seguridad, al procurador Arturo Chávez Chávez, al secretario de Seguridad Publica Genaro García Luna y también estaban ahí el secretario de Desarrollo Social y de Educación, es una estrategia que toma en cuenta todas estas líneas de trabajo”.

En conferencia de prensa, expresó que en esta lucha el Ejército no puede ser aislado, y detalló: “Para controlar esta situación es necesario utilizar todas las fuerzas de seguridad de una manera complementaria, la Policía Federal, estatal y municipal para que trabajen juntos, que se coordinen con el Ejército, cómo involucrar al Ministerio Público y tener la capacidad de asegurar que las personas que sean arrestadas puedan ser procesadas y consignadas, y que puedan tener la capacidad de mantenerlas en las cárceles”.

El diplomático expuso que los gobiernos de México y Estados Unidos están tratando de “crear las capacidades de seguridad complementadas con las capacidades de juzgar los casos y crear las capacidades económicas para reducir la violencia.

Señaló que el gobierno estadunidense realiza una evaluación constante de las estrategias contenidas de la Iniciativa Mérida y añadió que en estos ejercicios se ha se ha descubierto que es necesario “enfocarnos más en las tareas contra el lavado de dinero e identificar cuentas de banco específicas, así como las propiedades de los narcotraficantes”.

Expresó además que las autoridades estadunidenses trabajan para detener el flujo de armas hacia México, pero es fundamental que los criminales comprendan que “hay un costo por exportar armas a México”, de modo que ese costo los disuada de continuar su comercio.

El embajador comentó asimismo que la disminución relativa de la violencia que se ha observado en los últimos días en la frontera México-Estados Unidos es algo que, sin embargo, obliga a las autoridades mexicanas a mantenerse alerta para tratar de determinar qué es lo que pretenden las organizaciones criminales.

Explicó que desde hace días se ha notado que el nivel de violencia ha disminuido, aunque “no sabemos si eso es porque se están preparando (las organizaciones criminales) para atacar más o si efectivamente han tomado la decisión de parar y no seguir con la batalla”. En todo caso, esto es “un asunto preocupante que se tiene que tomar seriamente”, añadió.

A corto plazo, prosiguió, puede haber un aumento en los niveles de violencia en la zona fronteriza, generado por una reacción del crimen organizado ante la guerra del gobierno, y “eventualmente tendrá que disminuir”.

Insistió, por último, en que no es suficiente ver a Ciudad Juárez “desde una lente de seguridad”, sino que también hay que comprender qué factores sociales están contribuyendo a generar esa violencia y poner en marcha estrategias que mejoren la infraestructura, las condiciones de vida de la población y las oportunidades de empleo, para disminuir así la violencia.
La Crónica, 18 de marzo.

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