El presidente Felipe Calderón sostuvo que, en materia de reforma laboral, cualquier adecuación normativa que se pacte en el Poder Legislativo no debe modificar el Artículo 123 constitucional, ni en su letra ni en su espíritu.
El aumento de la productividad que se busca no puede ni debe ser a costa de los derechos fundamentales de los trabajadores, dijo el Ejecutivo.
“Apoyamos una reforma a la Ley Federal del Trabajo que contribuya a hacer más eficiente el mercado laboral, porque lo necesitamos, pero ello no significa dejar de reconocer o respetar el derecho de huelga, el de la contratación colectiva o el de la autonomía sindical, que respetamos”, subrayó.
Durante su participación en la declaratoria de clausura de la 92 Asamblea General Ordinaria de la Concamin, el Ejecutivo federal se congratuló de que se haya iniciado ya en la Cámara de Diputados un proceso legislativo a fin de modernizar el marco jurídico de la Ley Federal del Trabajo.
Se pronunció porque éste facilite el acceso al trabajo sobre todo a los jóvenes que estudian, a las mujeres, que siendo mayoría productiva apenas se ocupan en un 36 por ciento, y a los grupos vulnerables.
Desde su perspectiva, el reto está en armonizar una mayor capacitación, mejor productividad en las relaciones laborales y, al mismo tiempo, un más fácil acceso al mercado de trabajo, con pleno respeto a los derechos fundamentales de los trabajadores, individuales y colectivos, recalcó.
El primer mandatario sostuvo que se trata de que los jóvenes, que hoy reportan una tasa de desocupación que es casi el doble de toda la población económicamente activa, pueda romper el círculo vicioso por el cual no pueden trabajar porque se dice que carecen de experiencia, pero al mismo tiempo no la pueden adquirir porque el actual marco laboral dificulta su acceso.
“Se trata de que las mujeres, una mayoría poderosa en el país, una mayoría productiva, tengan apenas una participación del 36 o del 38 por ciento entre la población ocupada a nivel nacional”, mencionó.
Afirmó que una buena reforma laboral debe dar mayor certidumbre a todas las partes; debe agilizar la procuración de justicia laboral y dotar de más instrumentos de supervisión para propiciar condiciones dignas, higiénicas y seguras en los centros de trabajo.
Calderón confió en que como resultado de esta discusión pueda arribarse a acuerdos entre las fuerzas políticas. “Sé de antemano que cualquier propuesta no sólo merece ser discutida, sino será revisada y modificada, pero a final de cuentas al trabajo legislativo le corresponde la responsabilidad que exige la sociedad, con la cual México podrá tener una Ley Federal del Trabajo renovada, que esté más cercana a la realidad del país en el siglo XXI y que mejore también las condiciones de trabajo para millones y millones de mexicanos”.
Hizo votos porque esta reforma laboral pueda encontrar una recepción propicia, acorde con la responsabilidad y delicadeza de los momentos que se viven.
El aumento de la productividad que se busca no puede ni debe ser a costa de los derechos fundamentales de los trabajadores, dijo el Ejecutivo.
“Apoyamos una reforma a la Ley Federal del Trabajo que contribuya a hacer más eficiente el mercado laboral, porque lo necesitamos, pero ello no significa dejar de reconocer o respetar el derecho de huelga, el de la contratación colectiva o el de la autonomía sindical, que respetamos”, subrayó.
Durante su participación en la declaratoria de clausura de la 92 Asamblea General Ordinaria de la Concamin, el Ejecutivo federal se congratuló de que se haya iniciado ya en la Cámara de Diputados un proceso legislativo a fin de modernizar el marco jurídico de la Ley Federal del Trabajo.
Se pronunció porque éste facilite el acceso al trabajo sobre todo a los jóvenes que estudian, a las mujeres, que siendo mayoría productiva apenas se ocupan en un 36 por ciento, y a los grupos vulnerables.
Desde su perspectiva, el reto está en armonizar una mayor capacitación, mejor productividad en las relaciones laborales y, al mismo tiempo, un más fácil acceso al mercado de trabajo, con pleno respeto a los derechos fundamentales de los trabajadores, individuales y colectivos, recalcó.
El primer mandatario sostuvo que se trata de que los jóvenes, que hoy reportan una tasa de desocupación que es casi el doble de toda la población económicamente activa, pueda romper el círculo vicioso por el cual no pueden trabajar porque se dice que carecen de experiencia, pero al mismo tiempo no la pueden adquirir porque el actual marco laboral dificulta su acceso.
“Se trata de que las mujeres, una mayoría poderosa en el país, una mayoría productiva, tengan apenas una participación del 36 o del 38 por ciento entre la población ocupada a nivel nacional”, mencionó.
Afirmó que una buena reforma laboral debe dar mayor certidumbre a todas las partes; debe agilizar la procuración de justicia laboral y dotar de más instrumentos de supervisión para propiciar condiciones dignas, higiénicas y seguras en los centros de trabajo.
Calderón confió en que como resultado de esta discusión pueda arribarse a acuerdos entre las fuerzas políticas. “Sé de antemano que cualquier propuesta no sólo merece ser discutida, sino será revisada y modificada, pero a final de cuentas al trabajo legislativo le corresponde la responsabilidad que exige la sociedad, con la cual México podrá tener una Ley Federal del Trabajo renovada, que esté más cercana a la realidad del país en el siglo XXI y que mejore también las condiciones de trabajo para millones y millones de mexicanos”.
Hizo votos porque esta reforma laboral pueda encontrar una recepción propicia, acorde con la responsabilidad y delicadeza de los momentos que se viven.
Cecilia Téllez Cortés, Crónica, 20 de marzo.
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