SANTA CLARA, Cuba.- Asegura que no pide ni la renuncia de Raúl Castro ni que el Partido Comunista deje de gobernar. "Mi demanda concreta es que suelten a los 26 presos que están en graves condiciones de salud. Que los dejen en libertad inmediatamente", afirmó ayer, el psicólogo y periodista disidente Guillermo Fariñas.
En el octavo día de huelga de hambre y sed, el opositor está consumiendo aceleradamente sus últimas reservas físicas, que en la tarde de ayer, todavía le permitían moverse lentamente, ayudado de un bastón, en su casa de Santa Clara, a unas tres horas por carretera desde La Habana.
"Yo ya tengo experiencia por otras 24 huelgas de hambre que he hecho. En ocasiones he aguantado hasta 11 días sin que me lleven al hospital, pero esta vez si llego a pasado mañana será mucho", dijo.
No obstante, con el enjuto aspecto de un fakir hindú, Fariñas sorprende por su lucidez, una absoluta ausencia de rencor y una determinación a toda prueba, que le ha ganado el mote de "Coco Fariñas".
Formado en escuelas militares desde niño, en los 70 integró un batallón de seguridad a sedes diplomáticas. De ahí, pocos años después, marchó a la guerra de Angola donde peleó durante 11 meses con los comandos de tropas especiales, en compañía del hoy General Enrique Luzón.
Hoy, rodeado de compañeros de causa, como el abogado René Manzano, el huelguista Fariñas, saluda a los fotógrafos y reporteros con las manos heladas. Se queja de mucho dolor en las articulaciones pero aun no tiene parálisis.
Ante las múltiples peticiones de que se deje atender por los médicos, sonríe y recuerda: "El problema es que a mi no me llaman Coco Fariñas por gusto. Yo tengo la cabeza muy dura".
Sin embargo, añade, "soy pesimista sobre los resultados de mi muerte, porque conozco bien la prepotencia del poder".
En su opinión, hay un aumento de la disidencia que no se había visto en años anteriores. "Eso me hace pensar que aumentará la represión. Saben del alto grado de descontento que está incrementándose en la población. Pero aun así haría falta decenas de opositores en huelga de hambre, para que el problema trascendiera al pueblo", agregó.
Cuestionado sobre el reportaje emitido la víspera e en la noche por la televisión cubana donde los médicos y familiares del preso Zapata afirmaban haber brindado una atención médica de excelencia al disidente fallecido la semana pasada, Fariñas opinó que se les olvidó dar un par de datos.
"Zapata reclamaba en realidad las mismas condiciones que tenía Fidel Castro en la prisión la Isla de Pinos, cuando Batista lo metió preso tras el asalto armado al cuartel Moncada. Fidel allí se podía cocinar sus frijoles con aceite de oliva. Él mismo lo dijo alguna vez", comentó.
"Y a los médicos también se les olvido decir que lo que aceleró el derrumbe físico de Zapata fue que el Teniente Coronel Bombino, de la prisión kilo 8 de Camagüey, le retiró el agua 18 días de la celda de castigo y le provocó una parálisis renal. Eso, no lo dijeron; pero fue así", afirmó Fariñas, de 48 años y quien a pesar de las peticiones de su madre, Alicia Hernández, y su esposa, Clara, para que se deje atender, está decidido a inmolarse por la libertad de sus hermanos de causa.
Si nada lo impide, según los doctores que supervisan su estado, esta vez, el hombre no sobrevivirá mucho tiempo.
"Hasta los psicólogos del Ministerio del Interior dicen que yo tengo una fuerte vocación de mártir", concluyó.
En el octavo día de huelga de hambre y sed, el opositor está consumiendo aceleradamente sus últimas reservas físicas, que en la tarde de ayer, todavía le permitían moverse lentamente, ayudado de un bastón, en su casa de Santa Clara, a unas tres horas por carretera desde La Habana.
"Yo ya tengo experiencia por otras 24 huelgas de hambre que he hecho. En ocasiones he aguantado hasta 11 días sin que me lleven al hospital, pero esta vez si llego a pasado mañana será mucho", dijo.
No obstante, con el enjuto aspecto de un fakir hindú, Fariñas sorprende por su lucidez, una absoluta ausencia de rencor y una determinación a toda prueba, que le ha ganado el mote de "Coco Fariñas".
Formado en escuelas militares desde niño, en los 70 integró un batallón de seguridad a sedes diplomáticas. De ahí, pocos años después, marchó a la guerra de Angola donde peleó durante 11 meses con los comandos de tropas especiales, en compañía del hoy General Enrique Luzón.
Hoy, rodeado de compañeros de causa, como el abogado René Manzano, el huelguista Fariñas, saluda a los fotógrafos y reporteros con las manos heladas. Se queja de mucho dolor en las articulaciones pero aun no tiene parálisis.
Ante las múltiples peticiones de que se deje atender por los médicos, sonríe y recuerda: "El problema es que a mi no me llaman Coco Fariñas por gusto. Yo tengo la cabeza muy dura".
Sin embargo, añade, "soy pesimista sobre los resultados de mi muerte, porque conozco bien la prepotencia del poder".
En su opinión, hay un aumento de la disidencia que no se había visto en años anteriores. "Eso me hace pensar que aumentará la represión. Saben del alto grado de descontento que está incrementándose en la población. Pero aun así haría falta decenas de opositores en huelga de hambre, para que el problema trascendiera al pueblo", agregó.
Cuestionado sobre el reportaje emitido la víspera e en la noche por la televisión cubana donde los médicos y familiares del preso Zapata afirmaban haber brindado una atención médica de excelencia al disidente fallecido la semana pasada, Fariñas opinó que se les olvidó dar un par de datos.
"Zapata reclamaba en realidad las mismas condiciones que tenía Fidel Castro en la prisión la Isla de Pinos, cuando Batista lo metió preso tras el asalto armado al cuartel Moncada. Fidel allí se podía cocinar sus frijoles con aceite de oliva. Él mismo lo dijo alguna vez", comentó.
"Y a los médicos también se les olvido decir que lo que aceleró el derrumbe físico de Zapata fue que el Teniente Coronel Bombino, de la prisión kilo 8 de Camagüey, le retiró el agua 18 días de la celda de castigo y le provocó una parálisis renal. Eso, no lo dijeron; pero fue así", afirmó Fariñas, de 48 años y quien a pesar de las peticiones de su madre, Alicia Hernández, y su esposa, Clara, para que se deje atender, está decidido a inmolarse por la libertad de sus hermanos de causa.
Si nada lo impide, según los doctores que supervisan su estado, esta vez, el hombre no sobrevivirá mucho tiempo.
"Hasta los psicólogos del Ministerio del Interior dicen que yo tengo una fuerte vocación de mártir", concluyó.
Yolanda Martínez, Reforma, 3 de marzo.
0 Responses to "'Faltan decenas más en huelga'"
Publicar un comentario