Saca Ingrid máximo provecho a libertad

BOGOTÁ.- Tras ser rescatada el miércoles, la ex rehén de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Ingrid Betancourt, ha sacado el máximo provecho a su libertad recién recuperada.

El día de su liberación se había levantado a las 4 de la mañana, pero esa misma noche todavía tuvo paciencia y ánimo para conceder amplias entrevistas a la televisión local hasta muy tarde.

La primera noche la pasó casi en vela, porque ayer se levantó muy temprano para ir a recibir a sus dos hijos, Melanie y Lorenzo, a su hermana Astrid y a su ex esposo Fabrice Delloye en el aeropuerto militar al que llegaron, en compañía del Canciller francés, Bernard Kouchner, procedentes de París.

"Cuando estábamos todavía en el avión, nos parecía mentira ver por la ventanilla a mi mamá (Yolanda Pulecio) y a Ingrid en la pista. Todos lloramos", contó Astrid a REFORMA.

Ingrid subió al avión y se abrazó con sus dos hijos y con su hermana, quien alcanzó a traer desde París una botella de champaña para celebrar el reencuentro.

A media mañana, Ingrid concedió otra entrevista a una radio y luego se dirigió a la capilla de Cristo Rey, en el norte de Bogotá, donde yacen las cenizas de su padre, fallecido mientras ella estaba en cautiverio.

Era en teoría una visita de bajo perfil, pero ciudadanos y periodistas que querían saludarla o robarle unas palabras se le arremolinaron. Astrid no salía de su sorpresa.

"Pocos sabían que íbamos a venir aquí, pero la gente se le acercaba a saludarla. Me impresionó", contó la hermana de Ingrid.

Había llegado el momento de abrir la botella de champaña que Astrid trajo desde París para brindar en familia y Ingrid sabía que la estaban esperando. Fue de las pocas pausas que tuvieron en familia para un día tan agitado.

La ex rehén se dirigió entonces a la residencia del Embajador francés, donde disfrutó un almuerzo en su honor, y un par de horas más tarde llegó a la sede diplomática gala para ofrecer una rueda de prensa.

En todo el día no tuvo respiro. Y al cierre de esta edición, Ingrid alistaba maletas para viajar a Francia, sin tener muy claro todavía qué hará con tanta libertad que le llegó de sorpresa.

Octavio Pineda, corresponsal, Reforma, 4 de julio.


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