"Llegamos a la casa muy entrada la noche y nos enfrascamos en una larga conversación donde nos narró los detalles de su triste cautiverio. Ella quiso desayunar con naranjas, tenía ese antojo, señaló Lecompte.
"Ella está muy bien, generosa de espíritu y muy lúcida. Su cuerpo tiene algunas secuelas (del cautiverio) pero nada grave. Su alma está muy fortalecida, añadió el esposo de la política, que duró más de seis años secuestrada.
AFP, Reforma, 4 de julio.
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