Especialistas en estudios de opinión pública mostraron sus reservas en torno a las dos preguntas que el Gobierno del Distrito Federal utilizará en la consulta sobre la reforma petrolera.
Miguel Basáñez, doctor en Ciencia Política por la Escuela de Economía de Londres, y Jorge Buendía, director general de Buendía & Laredo, coincidieron en que en la primera pregunta se formulan cinco cuestionamientos diferentes.
"Al poner las cinco actividades (explotación, transporte, distribución, almacenamiento y refinación) en una sola pregunta, hay imprecisión, porque se puede estar de acuerdo en que la explotación la haga el Gobierno, pero el transporte no", señaló Basáñez.
Buendía consideró que en este caso se debió hacer una pregunta que midiera por separado cada una de los procesos en cuestión.
Basáñez apuntó que términos como explotación o hidrocarburos son complejos y muy técnicos, por lo que serán difíciles de entender por personas de un nivel educativo promedio.
Ambos especialistas consideraron que la primera pregunta parte del supuesto de que la población conoce el contenido de las iniciativas a detalle, cuando no es así.
Ulises Beltrán, director de la consultoría BGC, Beltrán y Asociados, señaló que la ciudadanía no tiene información precisa sobre el tema y que la primera pregunta, lejos de informar, contamina a la segunda al partir de una premisa falsa de que en Pemex no hay absolutamente nada privado, siendo que a la paraestatal le suministran servicios empresas privadas.
"Yo creo que sí le pensaron muy bien para orientar las respuestas de la segunda pregunta de manera más contundente para una expresión contraria", señaló.
En este sentido, Buendía mencionó que el primer reactivo incluye términos que no cuentan con mucha simpatía entre la población, tal como el de "empresas privadas".
Sobre la segunda pregunta, comentó que la ve más neutral que la primera, pues no contiene palabras que inclinen las opiniones a favor o en contra, aunque la percibe demasiado vaga y general y al final, igual que en el primer reactivo, agrega, no se sabe sobre qué base la gente tomará una decisión al respecto.
Los tres especialistas en encuestas señalaron que el orden de las preguntas no es el más adecuado, pues la primera contamina a la siguiente.
"Lo que sabemos es que siempre hay que preguntar primero las cosas generales y después las cosas particulares", señala Buendía.
Miguel Basáñez, doctor en Ciencia Política por la Escuela de Economía de Londres, y Jorge Buendía, director general de Buendía & Laredo, coincidieron en que en la primera pregunta se formulan cinco cuestionamientos diferentes.
"Al poner las cinco actividades (explotación, transporte, distribución, almacenamiento y refinación) en una sola pregunta, hay imprecisión, porque se puede estar de acuerdo en que la explotación la haga el Gobierno, pero el transporte no", señaló Basáñez.
Buendía consideró que en este caso se debió hacer una pregunta que midiera por separado cada una de los procesos en cuestión.
Basáñez apuntó que términos como explotación o hidrocarburos son complejos y muy técnicos, por lo que serán difíciles de entender por personas de un nivel educativo promedio.
Ambos especialistas consideraron que la primera pregunta parte del supuesto de que la población conoce el contenido de las iniciativas a detalle, cuando no es así.
Ulises Beltrán, director de la consultoría BGC, Beltrán y Asociados, señaló que la ciudadanía no tiene información precisa sobre el tema y que la primera pregunta, lejos de informar, contamina a la segunda al partir de una premisa falsa de que en Pemex no hay absolutamente nada privado, siendo que a la paraestatal le suministran servicios empresas privadas.
"Yo creo que sí le pensaron muy bien para orientar las respuestas de la segunda pregunta de manera más contundente para una expresión contraria", señaló.
En este sentido, Buendía mencionó que el primer reactivo incluye términos que no cuentan con mucha simpatía entre la población, tal como el de "empresas privadas".
Sobre la segunda pregunta, comentó que la ve más neutral que la primera, pues no contiene palabras que inclinen las opiniones a favor o en contra, aunque la percibe demasiado vaga y general y al final, igual que en el primer reactivo, agrega, no se sabe sobre qué base la gente tomará una decisión al respecto.
Los tres especialistas en encuestas señalaron que el orden de las preguntas no es el más adecuado, pues la primera contamina a la siguiente.
"Lo que sabemos es que siempre hay que preguntar primero las cosas generales y después las cosas particulares", señala Buendía.
Rodrigo León, Reforma, 16 de julio.
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