Colombia anunció ayer ante la Organización de Estados Americanos (OEA) su intención de proceder “en forma correcta” contra el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, por lo que calificó como la persistencia de una actitud hostil en su contra. El embajador colombiano ante la OEA, Camilo Ospina, pidió a Ortega “ayúdenos a sepultar el cadáver de las FARC, no se sepulte con ellos”.
Ospina demandó a la justicia nicaragüense investigar reportes de que Ortega se reunió con miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que supuestamente viajaron en un avión venezolano a Nicaragua. “Si se comprobara que el señor Ortega se reunió con terroristas buscados internacionalmente e incumplió con sus obligaciones legales, pedimos a la justicia nicaragüense que investigue y sancione dicha conducta”, dijo en la sesión ordinaria de la OEA. Ospina ofreció un listado de las “sistemáticas” violaciones de las resoluciones de la ONU y de la OEA en que dijo ha incurrido Nicaragua al solidarizarse con las FARC. “Esto es grave, Colombia tiene derecho a pedir las sanciones que se pueden imponer a quienes patrocinan el terrorismo”, advirtió.
Sin embargo, ofreció que su gobierno se abstendrá de actuar contra Nicaragua “porque entiende que la actitud irresponsable de un gobernante no puede dar lugar al castigo de un pueblo comprometido con la democracia. Suficiente castigo tiene con su gobierno”. El embajador colombiano reiteró además el rechazo de su gobierno a la injerencia de Ortega en los asuntos internos, ante su reiterada intención de ser mediador de las FARC en un eventual proceso de paz con el gobierno del presidente Álvaro Uribe.
En su turno, el representante de Nicaragua ante el organismo, Denis Moncada, no sólo defendió la decisión de su gobierno de actuar como mediador de las FARC, sino que acusó a Colombia de ser “un narco Estado” que recurre al uso de la fuerza para intimidar a sus vecinos. Hizo alusión a la falta de resolución sobre el diferendo limítrofe entre ambos países en torno al Archipiélago de San Andrés, ventilado ante la Corte Internacional de La Haya. Moncada dijo que el despliegue naval colombiano en esa zona, que Ospina defendió como un ejercicio de su soberanía y jurisdicción, ha creado “mayor inseguridad en el Mar Caribe y atentando contra la paz y seguridad del Estado nicaragüense en la región”.
De otra parte, el embajador de Nicaragua en Perú, el ex comandante sandinista Tomas Borge, reveló ayer que él ayudó a trasladar a Managua a dos supuestas guerrilleras colombianas y una mexicana, Lucía Morett, que sobrevivieron al ataque a un campamento de las FARC en marzo en Ecuador. “Vos tenés a tres mujeres heridas que estaban en Ecuador, y yo incluso les di facilidades para que vinieran a Nicaragua”, confesó Borge, en una entrevista publicada ayer por el Nuevo Diario. Borge dijo que el gobierno sandinista acogió a las mujeres como un “gesto humanitario”.
Pérez Esquivel, contra Ingrid
El Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel considera que el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y la ex rehén de las FARC Ingrid Betancourt no han hecho méritos para obtener la distinción que él ganó en 1980, según declaraciones conocidas ayer en Bogotá. “No veo que Ingrid haya hecho algo por la paz. Ha sido prisionera de una situación desgraciada, pero no me parece que ha hecho trabajos o méritos ni por la paz de Colombia ni por la paz mundial. Cosa muy distinta a Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, que está presa en Birmania, y que trabaja por la paz”, dijo Pérez Esquivel al diario El Espectador. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, afirmó que trabajará por la postulación de Betancourt. Respecto a la concesión del premio a Uribe si consiguiera la paz con las FARC, el arquitecto y escultor argentino afirmó que “¡el presidente Uribe es un guerrero! No tiene nada que ver con la paz, no le interesa. Es un hombre que fomenta la guerra y los conflictos. Si quisiera la paz, tendría que haber trabajado en otra dirección, no tendría que haber atacado a un pueblo hermano como Ecuador”. Además, calificó de “aberración total y absoluta” el proceso de negociaciones entre el gobierno colombiano y los grupos paramilitares de ultraderecha. (Bogotá. DPA)
Ospina demandó a la justicia nicaragüense investigar reportes de que Ortega se reunió con miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que supuestamente viajaron en un avión venezolano a Nicaragua. “Si se comprobara que el señor Ortega se reunió con terroristas buscados internacionalmente e incumplió con sus obligaciones legales, pedimos a la justicia nicaragüense que investigue y sancione dicha conducta”, dijo en la sesión ordinaria de la OEA. Ospina ofreció un listado de las “sistemáticas” violaciones de las resoluciones de la ONU y de la OEA en que dijo ha incurrido Nicaragua al solidarizarse con las FARC. “Esto es grave, Colombia tiene derecho a pedir las sanciones que se pueden imponer a quienes patrocinan el terrorismo”, advirtió.
Sin embargo, ofreció que su gobierno se abstendrá de actuar contra Nicaragua “porque entiende que la actitud irresponsable de un gobernante no puede dar lugar al castigo de un pueblo comprometido con la democracia. Suficiente castigo tiene con su gobierno”. El embajador colombiano reiteró además el rechazo de su gobierno a la injerencia de Ortega en los asuntos internos, ante su reiterada intención de ser mediador de las FARC en un eventual proceso de paz con el gobierno del presidente Álvaro Uribe.
En su turno, el representante de Nicaragua ante el organismo, Denis Moncada, no sólo defendió la decisión de su gobierno de actuar como mediador de las FARC, sino que acusó a Colombia de ser “un narco Estado” que recurre al uso de la fuerza para intimidar a sus vecinos. Hizo alusión a la falta de resolución sobre el diferendo limítrofe entre ambos países en torno al Archipiélago de San Andrés, ventilado ante la Corte Internacional de La Haya. Moncada dijo que el despliegue naval colombiano en esa zona, que Ospina defendió como un ejercicio de su soberanía y jurisdicción, ha creado “mayor inseguridad en el Mar Caribe y atentando contra la paz y seguridad del Estado nicaragüense en la región”.
De otra parte, el embajador de Nicaragua en Perú, el ex comandante sandinista Tomas Borge, reveló ayer que él ayudó a trasladar a Managua a dos supuestas guerrilleras colombianas y una mexicana, Lucía Morett, que sobrevivieron al ataque a un campamento de las FARC en marzo en Ecuador. “Vos tenés a tres mujeres heridas que estaban en Ecuador, y yo incluso les di facilidades para que vinieran a Nicaragua”, confesó Borge, en una entrevista publicada ayer por el Nuevo Diario. Borge dijo que el gobierno sandinista acogió a las mujeres como un “gesto humanitario”.
Pérez Esquivel, contra Ingrid
El Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel considera que el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y la ex rehén de las FARC Ingrid Betancourt no han hecho méritos para obtener la distinción que él ganó en 1980, según declaraciones conocidas ayer en Bogotá. “No veo que Ingrid haya hecho algo por la paz. Ha sido prisionera de una situación desgraciada, pero no me parece que ha hecho trabajos o méritos ni por la paz de Colombia ni por la paz mundial. Cosa muy distinta a Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, que está presa en Birmania, y que trabaja por la paz”, dijo Pérez Esquivel al diario El Espectador. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, afirmó que trabajará por la postulación de Betancourt. Respecto a la concesión del premio a Uribe si consiguiera la paz con las FARC, el arquitecto y escultor argentino afirmó que “¡el presidente Uribe es un guerrero! No tiene nada que ver con la paz, no le interesa. Es un hombre que fomenta la guerra y los conflictos. Si quisiera la paz, tendría que haber trabajado en otra dirección, no tendría que haber atacado a un pueblo hermano como Ecuador”. Además, calificó de “aberración total y absoluta” el proceso de negociaciones entre el gobierno colombiano y los grupos paramilitares de ultraderecha. (Bogotá. DPA)
Agencias en Lima y Washington, Milenio, 25 de julio.
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