¿Fuego amigo... en la iniciativa?

Como si viajara en la montaña rusa, el entusiasmo de los senadores del PAN empieza arriba la discusión petrolera de este miércoles y de golpe se desploma.

El rostro barbado de Gustavo Madero se apaga. Los legisladores del PRD guardan un silencio de sorpresa: un discípulo de Harvard y del ITAM, Cuauhtémoc Sánchez Osio, despedaza el proyecto de reforma a Pemex.

No. No se trata de un “fuego amigo”, sino de un análisis novedoso de Pemex. Corre la reunión 15 de 22 en el patio de Xicoténcatl y cuando parecía que todo estaba dicho, que ya no se necesita debatir más, se expresa una tercera perspectiva: ni el nacionalismo a rajatabla ni la modernidad que vende el gobierno.

Ese ponente, Sánchez Osio, aplica reglas de negocios de un estudioso de Harvard, Michael Porter, al proyecto de reformas a debate. Detalla cinco secretos de los hombres más ricos del mundo. Concluye que en cada una de esas fórmulas del éxito en la fortuna, Pemex se rinde a favor de que terceros se lleven los premios. “Slim, Zambrano, Gates no compartirían el negocio”, expone en voz tan alta que el débil sonido del patio no puede fallar. Allí es cuando se desploma el entusiasmo del PAN y de los funcionarios del sector energético afines al proyecto de modernización petrolera. Se ven rictus de calvario azul.

Madero apuntala su rostro con la mano izquierda en la mejilla. Tiene la mirada ida. Es un panista ensimismado, inmóvil, como el resto de los senadores en el presidium. Francisco Labastida (PRI) comparte esa parálisis, inyectada con cuestionamientos, como la pregunta: ¿Los maquiladores de gasolina pueden importar su petróleo, pues el proyecto nada precisa? Vaya tarde y noche de tragedia mexicana. Hay desbandada de legisladores obligados a pensar los problemas de Pemex. ¿A quién le importa el tema? A los ocho ponentes invitados, sí. Hablan sobre la regulación de Pemex y de sus visiones del futuro.

Los funcionarios a lo que van: dan lectura a un discurso frío, impersonal; los analistas exhortan, casi ruegan al Senado a no perder la brújula de los intereses nacionales. Pero esa es la cuestión: ¿cuáles son los intereses nacionales? Hoy las mentes en el patio del Senado pierden el horizonte, entran en confusión; los abruman las cifras del desastre, las pérdidas de riqueza petrolera en mil y una formas de fuga, de saqueo. La casona de Xicoténcatl huele a teatro de tragedia nacional.
Juan Arvizu Arrioja, El Universal, 3 de julio.

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