Fin a los sueños de migrantes

“Exageré en compras”, resume Ramiro, un muchacho de 22 años y look hip-hopero, cuya aventura del otro lado terminó en deportación. “Es que traía dos bolsas grandes”, insiste.

Ese fue el pecado en un país que ahora exige la invisibilidad para sobrevivir en la ilegalidad. Fue detenido por un guardia de tienda departamental, quien finalmente llamó a migración en el estado de Louisiana.

“Me quitó las bolsas y empezó a checar con el ticket. Terminó y entró otro policía para preguntar”.

—¿Tienes ID?

—Sí… mexicano

—¿Cómo entraste?

— …

—¿Reconoces entonces que eres inmigrante ilegal?

Hace dos semanas está de vuelta en Zimapán, Hidalgo, y su caso, en ese pueblo dedicado casi exclusivamente a la expulsión de migrantes, no es excepcional.

“La Unión Americana ha registrado más de 180 mil pérdidas de empleo y es evidente que las medidas migratorias se endurecen”, explica David Penchyna, secretario de Desarrollo Social de la entidad. El retorno de migrantes empieza a prender focos rojos en el estado, pues al menos 20 municipios dependen del esfuerzo de los paisanos.

“Dependen casi en 90% de lo que reciben de EU”, asegura Luz Martínez, coordinadora de Apoyo al Hidalguense en el exterior.

Tan clara como la huella de la migración con sus trocas y casas de dos pisos, es ahora la marca de la recesión en el Valle del Mezquital. Hombres en una espera sin final.

“¡Es poco lo que gana uno aquí y no hay nada!”, se queja Alejandro, con 20 años recién cumplidos y la vista puesta en la frontera que se cierra.

Casas a medio terminar

“Yo me vine por la razón de que íbamos a construir, pero como ahorita mi esposo está batallando para encontrar trabajo, ya no manda más que cada dos semanas”, acusa Agustina Martínez, cuyo bebé de seis meses nació en Estados Unidos, pero ahora crece en medio de la austeridad en el Tablón, Hidalgo. “Trabaja un día y si le va bien dos”.

Pero trabajar de vez en vez en Estados Unidos sigue siendo preferible a regresar. “Sufrimos un chingo, pero somos como la serpiente y el águila, no nos dejamos vencer, y si no es por abajo, es por arriba”.

De enero a marzo, las remesas en Hidalgo cayeron 11% respecto del año pasado. Tres veces más que a nivel nacional.

“Buena parte de la mano de obra hidalguense en Estados Unidos está vinculada a la industria de la construcción y ese es el sector más recesivo”, indica Penchyna.

Carolina Rocha Menocal, El Universal, 3 de julio.








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