En un monólogo en su programa televisivo El Francotirador que retoma la prensa porteña, el novelista peruano Jaime Bayly tuvo momentos de exquisita ironía al analizar la aparición “radiante, lúcida y despierta” de la ex rehén Betancourt de quien dijo, al referirse a la sumisión del guardia César en el helicóptero salvador, que “es una mujer muy generosa, porque yo hubiera sentido una felicidad indescriptible de verlo desnudo en el suelo”. Ingrid narró que en ese momento sintió lástima y piedad por César. Bayly prosigue: “Ahí se enteran que están en libertad. Todo el mundo empieza a saltar, y la euforia, y la algarabía. Yo hubiera saltado, saltado, saltado, también encima del tipo en pelotas”.
En su burla al supuesto operativo de armas del ejército de Uribe para liberar a Ingrid y los demás cautivos, Bayly reflexiona con sarcasmo: “Hay que ver ahora cómo estarán escondidos los otros de las FARC, que despidieron al helicóptero. El Comandante Enrique, todos los tarados estos, deben estar en pelotas también ahora, corriendo por la selva”.
Porque más allá de la alegría legítima que causa el rescate con vida de Ingrid Betancourt, sin duda una mujer de acero, no hay quien crea la versión de la “más perfecta operación militar de la historia” donde intervienen una ONG fantasma, “algo de logística norteamericana”, la llamativa mención de Ingrid a expertos israelíes en liberación de secuestrados al evocar ante la prensa el célebre operativo en Entebe, el excelente estado de salud física y emocional de quien pocos meses atrás estuvo al borde de la muerte y la impensable idiotez de los mandos de las FARC que, según la versión de Uribe, creyeron a pie juntitas el engaño de que su nuevo jefe, el Mono Jojoy o Alfonso Cano, había dispuesto que se debía reunir en tres grupos a los 15 rehenes, y que iba a llegar un helicóptero blanco, al lado del río nosecuántos. ¡Y todos creyeron el engaño! “Con lo cual —prosigue el escritor peruano— te digo que estos bandidos facinerosos de las FARC, además de malos son idiotas. Porque llega el helicóptero blanco y dicen, ‘ahí está el helicóptero que nos mandó el Mono, suban todos al helicóptero’. ‘¡Chau, chau, saludos al Mono Jojoy!’, ahorita debe estar el Mono persiguiéndolos para matarlos a todos por imbéciles”.
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