Los cubanos reaccionaron hoy de forma diversa a los nuevos cambios anunciados por el presidente Raúl Castro, para quien en la isla cada vez “se trabaja menos” y el despilfarro generalizado de recursos solo puede ser contenido con “orden y disciplina”.
“Perdonen la crudeza de mis palabras, no es obligatorio estar de acuerdo”, pero que los cubanos trabajan poco “es una realidad”, dijo el gobernante el viernes ante el parlamento, en lo que isleños consultados por este diario consideraron como “una valoración realista de la pachanga en que vivimos desde hace demasiado tiempo”.
En su tercer discurso desde que asumió la presidencia en febrero, luego de que su hermano Fidel renunciara a otra reelección, el mandatario delineó sus planes para tratar de sacar a flote la economía nacional.
Anunció una inminente repartición en usufructo de tierras ociosas, casi 50 por ciento del área cultivable, y al tiempo que elogió a la “gran empresa estatal socialista”, ponderó a las cooperativas y a los campesinos privados.
Ninguna de esas formas de propiedad “son antagónicas con el socialismo”, dijo Raúl, quien no dejó entrever si piensa trasladar ese esquema a otros sectores.
Un economista que pidió no ser identificado comentó a MILENIO que al presidente “lo asesora gente que conoce el daño ocasionado por la política de transformar al Estado lo mismo en dueño del petróleo y el níquel, que de una barbería o un taller de reparación de calzado”.
“No hay otra forma de salir de este bache que trabajando, pero la gente tiene que sentir que si trabaja más vivirá mejor. Con retórica política no se saldrá del hueco”, consideró. Sectores de la oposición estimaron, en tanto, que el discurso del gobernante “fue más de lo mismo”.
Raúl Castro dijo que seguirán los aumentos graduales de salarios “cuando el trabajo realmente aporte” a la economía; que eliminará “gratuidades indebidas”; promoverá el “pluriempleo” y elevará en cinco años la edad de jubilación.
“Perdonen la crudeza de mis palabras, no es obligatorio estar de acuerdo”, pero que los cubanos trabajan poco “es una realidad”, dijo el gobernante el viernes ante el parlamento, en lo que isleños consultados por este diario consideraron como “una valoración realista de la pachanga en que vivimos desde hace demasiado tiempo”.
En su tercer discurso desde que asumió la presidencia en febrero, luego de que su hermano Fidel renunciara a otra reelección, el mandatario delineó sus planes para tratar de sacar a flote la economía nacional.
Anunció una inminente repartición en usufructo de tierras ociosas, casi 50 por ciento del área cultivable, y al tiempo que elogió a la “gran empresa estatal socialista”, ponderó a las cooperativas y a los campesinos privados.
Ninguna de esas formas de propiedad “son antagónicas con el socialismo”, dijo Raúl, quien no dejó entrever si piensa trasladar ese esquema a otros sectores.
Un economista que pidió no ser identificado comentó a MILENIO que al presidente “lo asesora gente que conoce el daño ocasionado por la política de transformar al Estado lo mismo en dueño del petróleo y el níquel, que de una barbería o un taller de reparación de calzado”.
“No hay otra forma de salir de este bache que trabajando, pero la gente tiene que sentir que si trabaja más vivirá mejor. Con retórica política no se saldrá del hueco”, consideró. Sectores de la oposición estimaron, en tanto, que el discurso del gobernante “fue más de lo mismo”.
Raúl Castro dijo que seguirán los aumentos graduales de salarios “cuando el trabajo realmente aporte” a la economía; que eliminará “gratuidades indebidas”; promoverá el “pluriempleo” y elevará en cinco años la edad de jubilación.
Manuel Juan Somoza en La Habana, Milenio, 13 de julio.
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