Expertos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) advirtieron que la discusión sobre la reforma energética y la demanda para incrementar los recursos tecnológicos y científicos a fin de hacer más eficientes la explotación, producción y refinación de hidrocarburos llegó, “pero con 20 años de retraso, y no podemos improvisar en unos meses lo que no construimos en décadas”.
Ignacio González Martínez, catedrático del Departamento de Química de la UAM-Iztapalapa, especialista en el efecto de la corrosión en ductos y refinerías, afirmó que urge hacer de Petróleos Mexicanos (Pemex) una empresa “más eficiente en las tareas estratégicas que realiza, porque ya no tenemos tiempo que perder, y si esto implica comprar en el extranjero la tecnología necesaria, quizá tendremos que hacerlo como una amarga lección de que nuestros políticos no quisieron o no supieron prever un futuro sin petróleo”.
Hay temas técnicos prioritarios, afirmó, que no se han abordado en los debates sobre las iniciativas de reforma petrolera y que “resultan centrales, ya que hacen más evidente cuáles son los problemas reales de Pemex. En el caso de la corrosión de ductos y refinerías, la tecnología adquirida en el extranjero simplemente se aplicó con las indicaciones establecidas por el proveedor, pero no se consideró si estos recursos técnicos respondían a las demandas reales que enfrenta la producción de hidrocarburos en México”.
Es lamentable que en un país donde no se ha invertido en ciencia y tecnología durante décadas, “simplemente se opte por comprar tecnología afuera, pero sin garantizar que esta opción se adapte a nuestros problemas, y ahí es evidente una ausencia total del Instituto Mexicano del Petróleo, que ha incumplido su labor, pese a los recursos transferidos por Pemex”.
Destacó que si bien es importante que se abra el debate sobre los temas energéticos, y en particular el petróleo y el uso de energías alternativas, el mayor problema que enfrentamos es que “no hay un plan rector de energía para el país; antes que discutir si se privatiza o no, habría que determinar qué vamos a hacer con el petróleo”.
Sin embargo, alertó que ni políticos, científicos, tecnólogos y especialistas “podemos negar que desde hace 20 años abandonamos los primeros pasos que se dieron sobre el tema energético, pese a a principios de los años 80 se obtuvieron buenos resultados, sobre todo en aplicaciones de energía solar, pero que al pasar de moda, la abandonamos; no existe la investigación que debimos realizar desde hace por lo menos dos décadas”.
En entrevista por separado, Joel Flores Rentería, jefe del Departamento de Política y Cultura de la UAM-Xochimilco, y coordinador del foro Controversias sobre el petróleo en México, reconoció que es necesario “fomentar aún más una participación multidisciplinaria en los debates sobre la reforma energética, pues una de las tareas fundamentales de la universidad pública, no sólo es la formación de recursos humanos altamente calificados, también el crear conciencia social sobre los temas que van a transformar el país, y de cuyo futuro depende el desarrollo nacional”.
Ignacio González Martínez, catedrático del Departamento de Química de la UAM-Iztapalapa, especialista en el efecto de la corrosión en ductos y refinerías, afirmó que urge hacer de Petróleos Mexicanos (Pemex) una empresa “más eficiente en las tareas estratégicas que realiza, porque ya no tenemos tiempo que perder, y si esto implica comprar en el extranjero la tecnología necesaria, quizá tendremos que hacerlo como una amarga lección de que nuestros políticos no quisieron o no supieron prever un futuro sin petróleo”.
Hay temas técnicos prioritarios, afirmó, que no se han abordado en los debates sobre las iniciativas de reforma petrolera y que “resultan centrales, ya que hacen más evidente cuáles son los problemas reales de Pemex. En el caso de la corrosión de ductos y refinerías, la tecnología adquirida en el extranjero simplemente se aplicó con las indicaciones establecidas por el proveedor, pero no se consideró si estos recursos técnicos respondían a las demandas reales que enfrenta la producción de hidrocarburos en México”.
Es lamentable que en un país donde no se ha invertido en ciencia y tecnología durante décadas, “simplemente se opte por comprar tecnología afuera, pero sin garantizar que esta opción se adapte a nuestros problemas, y ahí es evidente una ausencia total del Instituto Mexicano del Petróleo, que ha incumplido su labor, pese a los recursos transferidos por Pemex”.
Destacó que si bien es importante que se abra el debate sobre los temas energéticos, y en particular el petróleo y el uso de energías alternativas, el mayor problema que enfrentamos es que “no hay un plan rector de energía para el país; antes que discutir si se privatiza o no, habría que determinar qué vamos a hacer con el petróleo”.
Sin embargo, alertó que ni políticos, científicos, tecnólogos y especialistas “podemos negar que desde hace 20 años abandonamos los primeros pasos que se dieron sobre el tema energético, pese a a principios de los años 80 se obtuvieron buenos resultados, sobre todo en aplicaciones de energía solar, pero que al pasar de moda, la abandonamos; no existe la investigación que debimos realizar desde hace por lo menos dos décadas”.
En entrevista por separado, Joel Flores Rentería, jefe del Departamento de Política y Cultura de la UAM-Xochimilco, y coordinador del foro Controversias sobre el petróleo en México, reconoció que es necesario “fomentar aún más una participación multidisciplinaria en los debates sobre la reforma energética, pues una de las tareas fundamentales de la universidad pública, no sólo es la formación de recursos humanos altamente calificados, también el crear conciencia social sobre los temas que van a transformar el país, y de cuyo futuro depende el desarrollo nacional”.
Laura Poy Solano, La Jornada, 4 de julio.
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