Cubanos, entre el baile y las penurias

SANTIAGO DE CUBA (EFE).— Raúl Castro leerá hoy en Santiago su primer discurso como presidente en la fecha clave del régimen, el aniversario 55 del asalto al cuartel Moncada que encabezó su hermano Fidel, pero los santiagueros piensan más en sus penurias y en su carnaval que en la política.
Fundada hace cuatro siglos, Santiago festeja el carnaval del 21 al 27 de julio y muchos no paran de bailar conga y beber cerveza o aguardientes caseros, llamados popularmente “chispaetrén”, “bajatelblumer” o “escupelejos”, las 24 horas de cada día.

“A los santiagueros les pones dos congas y una corneta china y se van todos detrás hasta el matadero y se dejan degollar bailando”, explicó Juan Manuel, chofer del servicio público, entre feliz y desdichado porque tiene mucho trabajo estos días por el carnaval y los festejos oficiales del 26 de julio.

Pero en esta isla de 11 millones de habitantes, al mismo tiempo planificada y espontánea, donde hasta “La Internacional” hace bambolear caderas, las penurias cotidianas son el trasfondo que siempre sale en las conversaciones.

Son generalmente lamentos contenidos, discretos, casi siempre apolíticos, sobre las miserias del día a día.

“¿La situación? Bien y mal. Bien porque los niños, como mi hija, tienen educación. Mal, porque no hay comida ni dinero”, resume Alejandro, percusionista rasta y ex boxeador, que espera el turno de su grupo en un restaurante del centro.

“Todo está igual. Nada ha cambiado. La cosa está mal. Yo soy carpintero, pero no hay madera. Es difícil ser carpintero si no hay madera”, explica Eliecel, santiaguero de tez morena, barba blanca y mirada pícara, tras beber un sorbo de cerveza casera caliente. “Ahora lo importante es el carnaval. ¿Lo de mañana? Bueno. El de ahora (Raúl Castro) habla menos que el de antes (Fidel, convaleciente de una enfermedad intestinal desde hace dos años). ¿Cambios? ¿Cuáles?”, se pregunta Eliecel.

La penuria que sufren los cubanos 55 años después del comienzo de la revolución con el asalto al Moncada —49 años y medio después de su triunfo— hace que muchos cubanos comiencen sus conversaciones con extranjeros con un “¿de dónde eres?” y las terminen, casi siempre, con “¿me das unos pesos?”.
El Universal, 26 de julio.

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