Campea en la sociedad el fantasma de la privatización de Pemex: Suárez Dávila

Los participantes en el foro del Senado sobre la reforma a Petróleos Mexicanos (Pemex) ponderaron la necesidad de que el Estado asuma la deuda que la paraestatal tiene como resultado de los proyectos de impacto diferido en el gasto (Pidiregas), y advirtieron que la propuesta del Ejecutivo federal no busca darle autonomía a la empresa, sino someterla a más control gubernamental, al tiempo que rechazaron la viabilidad de permitir la instalación de refinerías como maquiladoras de hidrocarburos y la construcción y operación de ductos por inversionistas privados.

El ex subsecretario de Hacienda Francisco Suárez Dávila reconoció que en la sociedad campea con recelo el fantasma de la privatización: “En todo ello es evidente que la mula no era arisca…”, dijo, además de advertir que el juicio histórico será muy adverso sobre los responsables de la situación actual de Pemex, como es el caso del gobierno de Vicente Fox.

La anterior administración, subrayó Suárez Dávila, maximizó casi todo: la extracción de pozos, la succión de recursos financieros, la acumulación de deudas, la dilución de reservas, la dilapidación de excedentes y la depredación del capital humano.

Destacó la herencia recibida por la presente administración como consecuencia de estas acciones, y dijo que el diagnóstico presentado para la reforma por Calderón “fue débil y opaco” en la parte financiera, pues no explica una parte importante: los 400 mil millones de pesos que aparecen en el activo de Pemex como recurso de caja, lo que ha dado lugar a señalar en los debates que existen amplios recursos disponibles para que la paraestatal pueda hacerlo todo. “¡En el pecado, el gobierno lleva la penitencia!”, apuntó.

“Poema a la desconfianza”
Al hacer un análisis de las iniciativas de Felipe Calderón, dijo que nadie puede decir que no existe una pretensión de privatizar o de violar la Constitución, y que, entre otros, el tema que debe eliminarse “es sin duda la propuesta kafkiana” de establecer un derecho para el Servicio de Administración Tributaria “para la fiscalización de las contribuciones de los campos, que requieren más conocimientos”. Esto, subrayó, “es un poema a la desconfianza”.

Resaltó que Pemex tiene una mala “carátula”, pues los pasivos exceden los activos. Tiene claro un sobrendeudamiento, básicamente por Pidiregas caros; “todo es, en realidad, una deuda soberana”. El gobierno, en cambio, tiene una de las deudas externas más bajas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); es deuda barata y además se ha prepagado la deuda. “Es candil de la calle y oscuridad de la casa”.

Y en contraste con los señalamientos presidenciales, en el sentido de que en los debates han faltado discusiones técnicas, Suárez Dávila enfatizó que las discusiones no pueden ser sólo técnicas, ya que por su complejidad el tema sobre el destino de Petróleos Mexicanos “es eminentemente político”.

A su vez, el economista y ex integrante de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, Sergio Benito Osorio, sostuvo que las iniciativas del titular del Ejecutivo federal no fortalece la capacidad presupuestal y financiera de Pemex, sino dejan ver con claridad el interés de la Secretaría de Hacienda por mantener el control sobre la paraestatal en cuanto a la conducción de su política de deuda y el manejo de los ingresos excedentes.

Afirmó que las iniciativas de los pasados cuatro gobiernos federales han hecho de la escasez de recursos financieros su principal argumento para obligar el repliegue del Estado de su intervención en el sector energético, y enfatizó que la consulta popular sobre las reformas no es un ejercicio populista, sino representa el interés de conformar instituciones profesionales y democráticas.

En su oportunidad, Alejandro Villagómez, del Centro de Investigación y Desarrollo Económico (CIDE), comentó que las iniciativas de Felipe Calderón ayudan a avanzar, de manera integral, en la modificación del marco regulatorio que rige a la industria petrolera y que, actualmente, representa una camisa de fuerza para un mejor funcionamiento.

Llamó la atención sobre la urgente necesidad de atender el problema de las pensiones de la paraestatal, si se desea realmente mejorar la situación de los gastos operativos, y dijo que la transparencia y rendición de cuentas sistemática y oportuna deben ser pilares de esta reforma.

Por su parte, el director corporativo de Finanzas de Pemex, Esteban Levín, aseguró que la vía para mejorar la situación financiera de la empresa “está en la mesa y es a mi entender la iniciativa presentada” por el Ejecutivo federal.

Gerardo Vargas Ateca, ex subdirector de Financiamiento y Tesorería de Pemex, consideró a su vez que la reforma propuesta por Felipe Calderón Hinojosa mejora sustancialmente las relaciones entre el gobierno federal y la empresa petrolera, en tanto que Juan Manuel Romero Ortega, ex director operativo de Finanzas de la paraestatal, coincidió en que las propuestas del gobierno federal “tienen méritos indudables respecto del establecimiento de un gobierno corporativo más ajustado a las prácticas empresariales de uso generalizado”.

Ciro Pérez Silva y Enrique Méndez, La Jornada, 2 de julio.


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