La franco-colombiana Ingrid Betancourt, que ayer fue condecorada por el presidente francés Nicolas Sarkozy con la Legión de Honor, la más alta distinción francesa, dedicó este galardón a sus compañeros de cautiverio y “a los que no volverán, como a los que esperan”.
“Usted es un símbolo de esperanza para la República Francesa y en su nombre le otorgo en esta ocasión la Legión de Honor”, le manifestó el presidente francés al entregarle la condecoración en la recepción que se ofreció en los jardines del palacio del Elíseo con motivo de la fiesta nacional francesa. “Tengo el corazón que se aprieta porque mis compañeros de infortunio, otros colombianos como yo, permanecen en manos de las FARC y no tienen voz”, dijo al responder al homenaje del presidente francés a una mujer que supo mantenerse “digna, de pie, orgullosa y valiente” durante los seis años y cinco meses de cautiverio.
Ingrid Betancourt reiteró en esta ocasión su llamado, formulado en cada ocasión desde su liberación el 2 de julio, a continuar la movilización en favor de los rehenes que aún permanecen en la selva colombiana.
La colombiana, que pronunció la primera parte de su discurso en francés, continuó luego en español “porque este momento se lo dedico a Colombia y a mis compañeros que vivieron conmigo tantos momentos difíciles”.
En contraparte, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, puso en duda la postulación de Betancourt al Premio Nobel de la Paz, presentada por Chile y otros países.
El ex canciller chileno aseveró a periodistas que “su vigencia política actual(de Betancourt) probablemente sea menos favorable para una postulación”. Apuntó que, generalmente, al comité que estudia la entrega del premio “le gusta más asumir causas humanitarias, causas de paz, que trasciendan los países y no aparecen vinculadas a una posición” política determinada.
“Usted es un símbolo de esperanza para la República Francesa y en su nombre le otorgo en esta ocasión la Legión de Honor”, le manifestó el presidente francés al entregarle la condecoración en la recepción que se ofreció en los jardines del palacio del Elíseo con motivo de la fiesta nacional francesa. “Tengo el corazón que se aprieta porque mis compañeros de infortunio, otros colombianos como yo, permanecen en manos de las FARC y no tienen voz”, dijo al responder al homenaje del presidente francés a una mujer que supo mantenerse “digna, de pie, orgullosa y valiente” durante los seis años y cinco meses de cautiverio.
Ingrid Betancourt reiteró en esta ocasión su llamado, formulado en cada ocasión desde su liberación el 2 de julio, a continuar la movilización en favor de los rehenes que aún permanecen en la selva colombiana.
La colombiana, que pronunció la primera parte de su discurso en francés, continuó luego en español “porque este momento se lo dedico a Colombia y a mis compañeros que vivieron conmigo tantos momentos difíciles”.
En contraparte, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, puso en duda la postulación de Betancourt al Premio Nobel de la Paz, presentada por Chile y otros países.
El ex canciller chileno aseveró a periodistas que “su vigencia política actual(de Betancourt) probablemente sea menos favorable para una postulación”. Apuntó que, generalmente, al comité que estudia la entrega del premio “le gusta más asumir causas humanitarias, causas de paz, que trasciendan los países y no aparecen vinculadas a una posición” política determinada.
Agencias en París, Milenio, 15 de julio.
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