Acusa la CNDH tortura de militares

"¿Quién es tú jefe?, ¿dónde tienen la mariguana?", preguntaban reiteradamente los soldados al migrante José Fausto Gálvez Munguía, quien con otros compañeros esperaba a que llegara un pollero en las faldas del cerro "La Lesna", en Sonoyta, Sonora, municipio que colinda con Estados Unidos.

Eran las 19:30 horas del 7 de junio de 2007. Dos vehículos del Ejército mexicano arribaron al lugar con personal de la 40 Zona Militar y encañonaron a los migrantes. Amenazaban con "madrearlos" e incluso con matarlos si no respondían quién era su jefe y sobre la localización de la droga.

José Fausto insistía en que él y sus compañeros eran migrantes y que esperaban un coyote que los llevaría a Phoenix, Arizona.

Sin embargo, los militares no se conformaron. Uno de ellos le dio una patada en las costillas.

"Mientes cabrón estás esperando droga para pasarla. ¿Dime quién es tu pinche patrón y dónde está? o te madreo", insistía.

Un soldado lo tomó del cabello y le ordenó a otro que lo subiera a la camioneta, porque ahí sí "iba a cantar". Otros dispararon sus armas al lado de las cabezas de los migrantes.

En la camioneta, uno de los soldados dio a José Fausto un puñetazo en la boca. Después lo bajaron de la unidad, le vendaron los ojos y lo arrastraron por el suelo. Luego, le metieron por la boca un tubo, lo obligaron a beber un líquido con sabor a alcohol, con el propósito de ahogarlo. Tanto líquido le provocó el vómito.

Vendría lo peor. Los militares le metieron en las uñas de las manos y los pies unos pedazos de madera, que movían para hacerlo sufrir. Terminaron por sacarle las uñas.

Después de cuatro horas de tortura, los militares abandonaron a José Fausto, dejándolo inconsciente.

José Fausto despertó entre las 23:00 y las 24:00 horas, moribundo. Fue auxiliado por una persona que lo llevó a un hospital.

Este caso motivó que la CNDH girara una recomendación en contra de la Defensa Nacional.

En dicha recomendación, el organismo acredita que uno de los militares no sólo reconoció que vio los hechos, sino que admitió haber dado instrucciones a sus colaboradores para que incurrieran en tales conductas.

La CNDH demandó efectuar la indemnización y la reparación de los daños en favor de José Fausto , por haber sido detenido, retenido ilegalmente y torturado.

También pidió iniciar un procedimiento administrativo de investigación en contra del personal militar que intervino en los hechos y que los elementos del Ejército sean capacitados.



¿Dónde están las armas?

Elementos del 37 Batallón de Infantería irrumpieron encapuchados y con armas a la casa de Antonio Paniagua sin orden judicial y lo torturaron en octubre de 2007, en el municipio de Tanhuato, Michoacán.

Eran las 5:00 horas. Los militares acostaron a Antonio en el piso, le pusieron una toalla en el rostro y constantemente le arrojaban agua, lo cual le impedía respirar. Sus ojos estaban vendados y sólo escuchaba: "¿dónde están las armas largas?" Como ingresaron mientras dormía, Antonio sólo traía una trusa. Los militares la bajaron y le aplicaron toques eléctricos en sus genitales.

Luego, los soldados lo pusieron a disposición del agente del Ministerio Público Federal, donde se inició una averiguación previa, por posesión de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.

El médico legista a la PGR dictaminó que Antonio presentó tres moretones por golpes en el costado izquierdo del tórax y lesiones en el antebrazo izquierdo.

Aunque el MP determinó la consignación de Antonio y se ejerció acción penal, finalmente se le concedió la libertad provisional bajo caución.

Reforma, 11 de julio.


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